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Los pobres arqueros

Antonio Casale

01 de mayo de 2016 - 09:00 p. m.

Hasta hace veinte años los buenos arqueros eran héroes. Zoff, Shilton, Jennings, Pfaff y Schumacher fueron los últimos íconos del arco. Eran como estrellas de rock, tan populares como los delanteros, aunque estos últimos siempre cuentan con el gol de su lado para inmortalizarse. En Colombia recuerdo a Vivalda volando de palo a palo para atenazar la pelota con una mano y sus duelos con Falcioni, guardián del arco americano en sus mejores días, o al fantástico René Higuita, que reinventó la posición. Hacían levantar a la gente de la silla.

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Con lo anterior no quiero decir que los grandes arqueros de este siglo sean menos buenos que los que acabo de nombrar. Pero las circunstancias los obligaron a ser más prácticos. La razón: la pelota cambió.

De aquel viejo balón Mikasa, versátil pero pesado y lento, con el que se jugaba en el siglo pasado, no queda nada. Hoy el balón es más rápido, escurridizo, se busca que el espectáculo mejore a través de un juego más rápido y eso está bien, se buscan más goles y los promedios demuestran que se ha logrado. Los arqueros ya no tienen tiempo de brillar.

Los buenos porteros de este siglo pasan casi inadvertidos. Las nuevas circunstancias los han obligado a ser menos estrellas de rock para ser cada vez más atléticos. Para ser un arquero de talla mundial se exige buena estatura, elasticidad y más reflejos que nunca. Hoy en día hay menos mano a mano dentro del área. Hay más exigencia en balones aéreos y balones de media distancia. Están obligados a anticipar la velocidad y los efectos del balón. No hay campo para la creatividad, todo es tan rápido que apenas aparecen en las pantallas.

Por eso es bueno resaltar a los grandes arqueros de este siglo. Buffon y Casillas escribieron el manual a comienzos de siglo. Son una mezcla de los de antes y los de ahora. Algo así como lo que fue Calero en Colombia, el último showman de la portería. Córdoba y Mondragón en cambio fueron unos adelantados, sin duda hoy seguirían siendo figuras.

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A mi gusto hay dos arqueros que marcan la pauta de la posición porque cubren los requisitos anteriormente mencionados. Neuer del Bayern Múnich y Keylor Navas del Real Madrid. Nunca serán tan famosos como sus antecesores, porque tienen que ser cada vez menos humanos, más máquinas atajadoras. En Colombia, por su parte, hay crisis en el arco. Ospina es el que mejor heredó lo que dejaron Farid y Córdoba. Vargas ya preocupa al igual que Bonilla, porque no han cuajado. Traen muchos arqueros uruguayos y no todos son buenos. Hay que ponerle cuidado a esto.

Al portero de antes lo inmortalizaban las voladas en las que atenazaba la pelota y los mano a mano. El balón de hoy no lo permite. Pobres arqueros.

 

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