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El periódico 'El Deportivo' publicó el viernes un informe sobre los sueldos que los jugadores de fútbol ganan en Colombia.
Aparecen los profesionales mejor y peor pagos de cada equipo. Hay que advertir que los futbolistas, en su mayoría, ganan más dinero por concepto de premios por objetivos cumplidos que por los sueldos devengados. Llaman la atención varios detalles.
El primero de ellos es que no deja de ser una novedad que en Colombia se conozcan estas cifras. Esto sucede con normalidad en países del primer mundo, donde se publican las ganancias de las celebridades. Para algunos, la publicación de este informe puede ser de alto riesgo, dadas las circunstancias del país donde vivimos. Lo cierto es que en España están disparados lo índices de inseguridad y desempleo, factor importante a la hora de generar extorsiones y demás, y estas listas son públicas. Es hora de que en el país empecemos a dejar el resentimiento por la suma que se gana el vecino y la mejor manera de hacerlo es aprendiendo a convivir con estas cifras. Se entiende que alguien que gane un sueldo de grandes magnitudes debe tomar las medidas de seguridad necesarias y que a la hora de ser víctima de un malhechor, no importa si se es rico o pobre.
Se habla de un fútbol quebrado. Tan pobre es nuestro fútbol que el Gobierno tuvo que salvarlo de la quiebra el año pasado otorgando créditos, algunos de ellos aún morosos con sus acreedores. Sin embargo, causa curiosidad que en nuestro fútbol, pobre y endeudado, se paguen sueldos de $100 millones y que aun en equipos con poca solvencia económica se encuentren salarios de $30 millones y más. Con razón muchas veces no pueden cumplir con las obligaciones adquiridas. Se habla de topes salariales establecidos por algunas escuadras pero los topes son de $30 millones, sin contar premios, por jugadores que en muchos casos no marcan diferencia.
Los sueldos pueden parecer altos si se comparan con los de otras profesiones, pero hay que tener en cuenta que la carrera de un jugador de fútbol termina apenas pasados los 33 ó 34 años, la misma edad en la que un buen profesional de otra área está apenas emprendiendo la curva alta de su vida laboral. Esto sin tener en cuenta que en la inmensa mayoría de los casos el frío retiro les llega a los futbolistas sin tener una carrera profesional que les permita ser competitivos en otras áreas.
Sería más económico invertir en proyectos sólidos de divisiones inferiores, donde además se tenga en cuenta la formación académica y mental de los humanos que quieren dedicar su juventud al fútbol, haciéndolos conscientes de que deben estar preparados para el retiro y que después de éste se puede seguir ganando dinero. Así los equipos gastarían menos dinero y los jugadores, al final de su vida ganarían más, en dinero y en oportunidades. Soñar y nada más.
