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Los valientes

Antonio Casale

13 de julio de 2015 - 04:05 p. m.

El mundo gira alrededor del resultado. En el colegio, en la universidad, en la oficina, hasta en la casa. Pasamos la vida detrás de la medalla de oro diaria y no nos damos cuenta de que la mayoría de veces perdemos sin siquiera haberlo intentado.

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Tal vez por eso les endilgamos a los deportistas la responsabilidad de hacer lo que nosotros no podemos hacer: ganar siempre. Confiamos tanto en ellos que cuando pierden los pasamos de ídolos a fracasados en cuestión de minutos. La historia está llena de casos; el de Messi es el más reciente. El mundo no merece a campeones de este tipo. Su talento, su lucha, su manera de conseguir las cosas no son valoradas. Aunque pocas veces sean derrotados, el mundo los califica únicamente a partir de sus fríos resultados y en caliente. A ellos una derrota no se les perdona.

En medio de este caótico mundo medido tan sólo por los resultados apareció la selección de Micronesia para darnos una lección de valentía, espíritu deportivo, humildad y amor por el deporte.

En enero pasado el australiano Stan Foster fue encargado de escoger, entre las 607 islas que conforman el Estado de Micronesia, a los futbolistas que tendrían que disputar los juegos del Pacífico que sirvieron como clasificatorios para los olímpicos de Río. Sería la primera participación en la historia en un certamen internacional. Foster viajó entre islas y entre los colegios y canchas de fútbol existentes escogió a los muchachos que mejor autofundamentados estaban. Allá no hay liga de fútbol ni nada parecido.

Viajaron, compitieron, fueron goleados y, ante los ojos del mundo resultadista, fueron humillados. Recibieron 114 goles en tres partidos y no marcaron ninguno. Pero allí estuvieron, hasta el último gol, disfrutando su presencia en tierras extrañas, muchos de ellos jamás habían salido de su pequeña isla. Hicieron respetar al fútbol porque, aunque no sabían que la diferencia iba a ser tan grande con sus rivales, se quedaron hasta el final. Ahora saben que para competir se necesita una mejor preparación y pidieron asistencia técnica a la FIFA. Todo lo que venga será mejor.

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Qué bueno sería que de ahora en adelante, cada vez que tildemos de fracasado a un subcampeón, a un equipo que cae derrotado en un partido de manera cerrada o a un deportista que de vez en cuando pierde, nos acordemos de los jugadores de Micronesia, porque el solo hecho de tener la valentía de intentarlo debe ser motivo de reconocimiento por parte de una masa experta en juzgar pero no en hacer.

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