Breve recuento de tres valores básicos sobre los cuales se construyó la gloriosa historia de Millonarios. Tal vez pueda serle útil a los actuales dirigentes en tiempos en que el norte parece perdido y se prepara la versión 2016.
Innovar es pensar y actuar de una manera diferente, útil y efectiva. Eso fue lo que hizo en 1949 el dirigente Alfonso Sénior cuando aprovechó una huelga de jugadores en Argentina para traer, sin una inversión exorbitante, a Adolfo Pedernera, Alfredo D’Stefano y demás protagonistas de El Dorado. El norte estaba claro: traer a los mejores futbolistas posibles para convertir a Millos en el mejor equipo del país. Sénior lo logró, aunque antes lo tildaron de loco cuando le dio permiso al futbolista argentino Carlos El Cacho Aldabe para que fuera a Argentina en mitad de campeonato a traer a su amigo Pedernera. En la prensa creían que El Cacho, que se ufanaba de ser amigo de Pedernera, no lo lograría, hasta que el 10 de junio de 1949 aparecieron los dos en el aeropuerto de Bogotá. Su contratación se pagó a punta de taquillas y detrás de Pedernera llegaron los demás astros. Desde entonces la hinchada azul ha agradecido y correspondido a esos buenos esfuerzos.
La valentía para arriesgar es un valor reservado sólo para los que piensan en grande. En 1958, después de una dilatada crisis, Francisco Cobo Zuluaga le pidió a Gabriel Ochoa que se convirtiera en entrenador. No tenía experiencia como técnico y estaba recién retirado, pero tenía un perfil y una formación que lo hacían diferente, era médico. Además, desde su puesto de arquero compartió camerino con los estelares de la época de El Dorado y su inquietud por la táctica y la estrategia en sus días de jugador daba para pensar que sería un gran técnico. Ochoa devolvió la confianza con títulos de campeón en 1959, 1961, 1962, 1963 y 1972.
El estilo es el valor que le da forma a la historia. Los 14 títulos de Millos tienen en común que se consiguieron con un estilo de fútbol ofensivo y propositivo, sin importar los nombres.
En la opulencia y austeridad, cuando escribió sus mejores páginas respetó sus valores. Incluso en 2012, para la conquista de la estrella 14, se construyó un proyecto sin mucho dinero pero con la idea de reconquistar la hinchada. Los equipos de Richard Páez y Hernán Torres no contaban con figuras, pero eran ofensivos y propositivos. Estaban respaldados por una mesa directiva innovadora y valiente.
Qué bueno sería que Gustavo Serpa y Enrique Camacho, responsables del destino azul, tomaran con humildad los consejos que en materia de valores la historia les puede entregar para construir así el Millonarios 2016.
