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Los verdaderos campeones

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Antonio Casale
21 de julio de 2013 - 05:41 p. m.
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Nos pasamos la vida de reto en reto, queriendo obtener medallas de oro y creyendo que del primer lugar para abajo todo huele a fracaso.

Nos olvidamos de que en cualquier momento la naturaleza nos va a llamar a rendir cuentas, como le sucedió a Tito Vilanova, ahora exentrenador del Barcelona y quien tuvo que dejar su cargo el viernes anterior para dedicarse a atender su enfermedad. Tarde o temprano todos perderemos la batalla de la vida y no seremos unos fracasados por eso.

De nuevo, el deporte se ha encargado de demostrarnos, a través de algunos ejemplos, que el resultado no puede ser el único determinante del éxito. Varios de estos hechos nos hicieron mover el corazón hasta las lágrimas. Y el corazón es el motor de la vida.

Que tire la primera piedra el que no haya vibrado con la victoria de Nairo Quintana en la etapa del sábado en el Tour de Francia. No significó el título de campeón de la competencia más importante del ciclismo mundial. El frío libro de estadística dirá que Nairo fue segundo, siendo el mejor escalador y el mejor joven de la carrera. Pero el libro de la vida dirá que llegó a su primer Tour a los 23 años como coequipero de Alejandro Valverde y a punta de trabajo terminó siendo el mejor colombiano en la historia de la competencia. Muchas son las anécdotas humanas que se empiezan a conocer sobre el camino que ha recorrido Nairo, motivado por el amor al gran sueño que alimentó desde niño.

Por otra parte, tuvieron que pasar trece años de carrera profesional y otros tantos desde que comenzó a jugar al tenis para que Alejandro Falla accediera a su primera final de un torneo ATP. El gladiador colombiano lo logró en Bogotá, con su público, venciendo entre otros al gran Janko Tipsarevic, número 16 del mundo. Si bien perdió el título, el brillo de sus ojos de la alegría por la recompensa a tantos años de sacrificio vale mucho más que el trofeo de subcampeón del Open de Bogotá.

Hay algunos que incluso perdiendo ganan, como Roger Federer, quien entrando al ocaso de su carrera y a pesar de haberlo ganado casi todo sigue buscando la manera de alimentar su inmensa vitrina de trofeos. Pero el ciclo natural de la vida no perdona ni a su majestad. La semana pasada, en Hamburgo, perdió por primera vez contra un jugador nacido en la década de los noventa, Federico del Bonnis, un desconocido argentino de 22 años. Sin embargo, el gran Roger volverá a competir esta semana en Gstaad, como si fuera un novato en busca de su primer título. Ni para qué hablar de Tiger Woods, otro monstruo que después de tocar el cielo y el infierno ha vuelto a ser protagonista.

Los verdaderos campeones no son los que lo ganan todo, está demostrado que los invencibles no existen. Los verdaderos campeones son los que trabajan motivados por el amor a su profesión, para ser los mejores.

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