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“Hoy hay más dinero que talento”. Así lo dijo Jorge Valdano en el programa El Transistor, de la cadena Onda Cero.
Los hechos demuestran que tiene razón. El Madrid va por Mbappé, un delantero francés de 18 años con un buen presente y mucho futuro, pero sin pasado. Están dispuestos a pagar US$180 millones. El PSG está listo para sacar 222 por Neymar. El Manchester City pagó 57 por el lateral izquierdo Mendy y 50 por el volante Bernardo Silva. Entre tanto, Chelsea desembolsó 65 por Morata, y así la lista se va haciendo interminable.
La danza de los millones de este mercado inglés se presenta gracias a que el nuevo contrato por los derechos de televisión cobró sus primeros frutos este verano. El Chelsea campeón recibió por este concepto 178 millones de euros. El último de la tabla, el Sunderland, 116. Todos tienen plata en la Premier.
En España hay menos dinero por la TV, pero la repartición sigue siendo muy desigual. El Madrid y el Barça reciben mucho más que los otros. Los dos grandes tienen otro tipo de ingresos, además, por concepto de marketing y premios por competiciones europeas; esto les permite competir con los ingleses.
En Italia, los chinos, nuevos dueños del Milan, rompieron el marrano. Se gastaron 80 millones para traer a Bonucci y a André Silva. Esto responde a su intención de devolverles la grandeza a sus hinchas. El resto han sido bastante austeros en un mercado marcado por exigentes auditorías para que los clubes no gastaran más de lo que podían. Hace pocos años, la mayoría estaban en bancarrota. En Francia, el PSG pertenece a jeques que no tienen límites.
Pero no todos quieren entrar a ese baile. El presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, dijo en Singapur que su equipo no va a participar en la danza de los millones. Aclaró que será muy difícil competir para ganar la Champions y que ante esta circunstancia su único objetivo es ser campeones de Alemania. También dijo que no sabe por cuánto tiempo sus hinchas soportarán esta situación. “No voy a adquirir un futbolista por 150 o 200 millones, no quiero participar en esta locura. Rechazamos estas cosas”.
Está bien que el dinero que proviene del fútbol se destine a sus protagonistas. Pero no se pueden perder las proporciones. Ningún futbolista puede costar tanto dinero, menos cuando la mayoría de sus colegas en el mundo se ven a gatas para ahorrar antes de retirarse a una temprana edad y con pocas posibilidades de dedicarse a otra cosa por el resto de sus vidas.
Ojalá el Bayern o algún otro equipo integrado por humanos normales logre demostrar que el dinero no es el único camino para asegurar victorias.
