Según el diccionario de la RAE, mesura significa moderación, comedimiento. Mesura es lo que más le hace falta al país, incluido el futbolero. Al fin y al cabo Francisco Maturana tenía razón cuando declaró que “se juega como se vive”.
Cierto es que el fútbol mueve pasiones. Los sentimientos que produce no admiten términos medios, pero se hace necesaria una alta dosis de mesura para no repetir los errores del pasado, por ejemplo, en torno a nuestra selección de fútbol de mayores. Sólo así los aficionados colombianos algún día entenderán que el fútbol es sólo, como bien lo dice Jorge Valdano, lo más importante entre las cosas menos importantes.
Entendemos que todos los conceptos y las actuaciones, siempre y cuando estén enmarcados dentro de los valores de la ética son válidos, pero mesura es la que falta a la hora de hacer el análisis sobre el equipo de todos. Ni somos los mejores del mundo ni tampoco los peores. Algo hay que aprender de la década del 90, cuando el triunfalismo excesivo, por un lado, y el regionalismo y las ganas de ver lo malo en todo, por el otro, hicieron que esos héroes se convirtieran en villanos en nueve meses, con un final triste para la mejor generación de futbolistas que haya parido Colombia y su entorno.
Es verdad que la selección, como bien lo reconocen los jugadores, ha encontrado sus mejores días de la mano de José Pékerman. Es cierto que es un equipo que regularmente busca el arco contrario y los números a esta altura de la eliminatoria no son anecdóticos, hablan muy bien de la manera como se han logrado los 23 puntos con que se cuentan.
Pero ojo, ni Colombia le va a ganar a cuanto rival se le presente, ni va a jugar bien todos los partidos. En fútbol, al igual que en la vida, se gana, se pierde y se empata. De lo que sí podemos estar seguros es de que ganarle a Colombia no va a ser tarea fácil para nadie. Este equipo juega bien al fútbol en lo individual, en lo colectivo es equilibrado, hace muchos goles y recibe pocos, y tiene una mentalidad ganadora comprobada.
Mesura también es la que falta a la hora de analizar las oportunidades de mejorar, que las hay. Algunos, sin ruborizarse, no dudan en declarar que la selección juega muy mal, exagerando los problemas existentes en el funcionamiento. Cierto es que hay pendientes de orden táctico, pero también son susceptibles de ser superados a través del trabajo, ese que hoy tiene de nuevo a la selección en boca del planeta fútbol por cuenta de sus buenas maneras.
Mesura, es el momento de que el país deportivo demuestre que el significado de esa palabra fue la lección que nos dejó el Mundial del 94.