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Minuto de Dios

Antonio Casale

09 de noviembre de 2009 - 09:52 p. m.

En medio de tantos escándalos en los que nuestro fútbol está sumergido apareció la selección Sub 17 para prender una luz de esperanza en el túnel negro de este deporte en Colombia.

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Este puñado de niños nos ha callado la boca a propios y extraños y no exactamente por su despliegue futbolístico ni por el trabajo serio de la dirigencia o su cuerpo técnico, quienes cada vez nos llenan más de dudas. El hecho de que el equipo logre los objetivos es más resultado de la actitud de los jugadores que de otra cosa.

Lo cierto es que cuando esta selección perdía con Argentina 2-0 y deambulaba muerta por la cancha, todos los que estábamos presenciando el partido ya acabábamos con ella, y me incluyo, no había razón para pensar que los suplentes, los que nunca habían jugado, como Blanco y Cataño, le cambiaran la cara al partido, pero lo lograron, y entonces todos nos montamos otra vez en el bus de la victoria, y los insultos a quienes comentábamos el partido y decíamos lo que veíamos en los momentos de derrota no se hicieron esperar, aparecieron los triunfalistas de siempre, los que esperan a que todo termine para cobrar, esos que nunca se la juegan, no faltaron los oportunistas, y los empresarios se frotaron las manos pues sus jugadores ahora valían más. Ahora, después de ganarles a los turcos, todos unidos con Colombia mi patria querida estaremos pendientes el jueves de la semifinal; si le ganamos a los suizos es que hay futuro, y si perdemos diremos que no le ganamos a nadie, que “casi” no vale.

Somos un país de extremos, pasamos del amor al odio en segundos y todos somos responsables, o irresponsables de eso, es hora de parar y entender que la verdadera lección que estos muchachos nos han dado es que el colombiano, por esencia, es luchador, nunca se rinde, pone corazón hasta el final y así sea en el minuto de Dios saca las cosas adelante o al menos deja todo en la cancha para lograrlo. Pero cuando a esa esencia le sumamos dinero, intereses, torcidos, comisiones, cuando los años pasen y estos humanos se conviertan en máquinas oportunistas, habremos perdido otra generación de jugadores… y así con todo en la nación, porque el fútbol es el reflejo de la sociedad en un país que cambió el poder lograr los objetivos así sea en el minuto de Dios, por querer que las cosas se den así sea pisoteando al del lado con la ayuda de Dios.

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