Cada cuatro años nos volvemos niños otra vez, recordamos el primer Mundial vivido, que en mi caso fue España 82, llenamos el álbum, vemos por televisión los partidos inolvidables y volvemos a levantar apuestas como la primera vez.
Esta locura colectiva, que se llama mundial de fútbol, está de vuelta con nosotros para quedarse por un mes. Por supuesto, todos tenemos nuestros favoritos y hacemos fuerza por ganarnos alguna polla. Yo les comparto los míos.
Después de dedicar un par de días a llenar la polla de “la barbería” por invitación de Alberto Casas a mi esposa Camila, he encontrado que en la primera fase no debería haber mayores sorpresas, salvo por lo que pueda hacer el árbitro por Sudáfrica en el grupo A y lo que suceda entre Chile y Suiza para definir el segundo del grupo donde están además España y Honduras. En octavos podrían estar invitados como Dinamarca, Uruguay, Portugal o México, y de quedarse algún grande, debería ser Francia.
Así las cosas, hay dos compromisos que de presentarse ya en cuartos de final, definirían buena parte de las posibilidades. Brasil contra Holanda por un lado, e Italia y España por el otro. Los otros dos semifinalistas deberían ser Inglaterra y Alemania, pues, francamente, no veo a Argentina peleando.
Entre Brasil y Holanda encontraríamos una llave pareja y compleja, debería ser el mejor partido del Mundial. Pero es ahí donde el buen momento por el que deben estar pasando las figuras brasileñas, como Kaká y Luis Fabiano, quienes llegan en curva ascendente, será vital, me quedo con Brasil. Y entre España e Italia creo que se dará la gran sorpresa. España llega con sus principales figuras desgastadas, les ha costado mucho en los últimos partidos encontrar pasajes largos de buen fútbol y el rótulo de favorito le pesa en cuartos. En cambio Italia, siempre llega con nadadito de perro y no tiene mayores escollos en la primera fase. Los de Lippi saben que esa camiseta en cuartos se agrandada. En la pasada Euro no fue fácil para España superar a los campeones del mundo, que por ese entonces apenas estaban delineando el recambio generacional que, si bien es cierto, aún no se concreta, es un grupo sólido apoyado por veteranos.
Lo propio sucede con Alemania, a quien la ausencia de Ballack parece servirle al grupo de jóvenes jugadores con que cuenta Joachim Llow, pero no creo que les alcance. Inglaterra sería semifinalista, pero hasta ahí. La final debería ser entre Italia y Brasil, dando como campeón a Brasil, que siempre ha festejado cuando el Mundial no ha sido ni en Latinoamérica ni Europa. Claro, son juegos y proyecciones, tan válidos como los que usted está haciendo, divirtiéndose como niño y pensando en la fiesta más grande del planeta, el Mundial de Fútbol.
