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Columna de Antonio Casale: Modelos diferentes

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Antonio Casale
13 de septiembre de 2022 - 03:09 a. m.
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Desde 2020 a la fecha, Júnior de Barranquilla ha contado con Julio Comesaña, Amaranto Perea, Arturo Reyes y Juan Cruz Real como entrenadores. Por sus filas en ese periodo han pasado jugadores mundialistas como Teófilo Gutiérrez o Carlos Bacca. Cuentan con un portero que jugó semifinales de Champions como lo es Sebastián Viera. Futbolistas de distintas selecciones del continente como Cariaco González, Fuentes o Hinestroza hacen parte de su nómina. Han traído hombres del mejor club de cada momento, como Albornoz de aquel Tolima o el flamante goleador del año pasado Fernando Uribe. En fin, han gastado mucho más dinero del que han recibido y, más allá de que sus dueños no tengan problemas económicos, a nadie le gusta perder plata. Los resultados deportivos han sido nulos. No hay títulos, no hay finales perdidas y las frustraciones se acumulan una tras otra sin que nadie encuentre explicaciones certeras.

Desde 2020 Millonarios ha tenido un solo entrenador. Su primer año fue para el olvido. Sin embargo sobre el final, con la eliminación de los cuadrangulares en la espalda, se decidió cambiar la estrategia. Se estaba perdiendo una buena camada de jugadores formados en la casa y se decidió darles la oportunidad. Algunos de ellos ya estaban en el límite para decidir si seguir esperando o dejar el fútbol, era el caso de Andrés Llinás.

Con ellos como base se decidió una idea de juego afín con lo que esperaba la hinchada, liderada por el entrenador y ejecutada por sus jugadores, casi todos de parco cartel. Presionar arriba, tener la pelota siendo rápidos y veloces, tener variantes en la pelota quieta y todo lo que ya sabemos hace parte de esa declaración de principios que tiene encantado al país futbolero hoy, casi dos años después.

Millonarios ha logrado algo que muy pocas veces se da. El país futbolero habla más del que juega mejor que del que quedó campeón. Para que el resultado sea opacado por una manera de jugar se necesita de constancia y fidelidad a una idea y eso en un equipo grande es difícil de ver porque es cierto que todavía este modelo, radicalmente distinto al de otro equipo grande como lo es el Júnior, ha dado la misma cantidad de títulos para su hinchada: ninguno. Pero Millonarios no solo ha estado más cerca, ya disputó una final frente al Tolima y clasificó a la de la Copa de este año que está por jugarse, sino que sus dueños disfrutan de un modelo autosostenible en lo económico y en el tiempo. Independientemente de que Gamero termine su contrato o no (ojalá lo haga, tiene hasta diciembre de 2023), los azules ya tienen una manera de jugar, de contratar y de buscar en las divisiones menores. Se cometen errores, claro que sí, la cantidad de contrataciones es superior al número de los que de ellos han funcionado bien, lo que ha hecho que en las finales parezca como si tuvieran una nómina corta cuando en realidad no ha sido tan así.

De todas maneras son modelos de negocio y de sentir el fútbol distintos. El azul parece más coherente que el rojiblanco, pero solo los resultados medidos en un periodo largo de tiempo dirán si valió la pena tanta coherencia, paciencia y fe en su proyecto.

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