Ni las monedas

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Antonio Casale
06 de agosto de 2018 - 02:00 a. m.
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Es bueno ir al fútbol como cualquier hincha. Hacer la fila, pasar los anillos de seguridad, buscar el puesto que corresponde y sentarse a disfrutar.

La verdad es que el sábado no fue fácil. Para empezar, hay que dejar las monedas que uno tenga en el bolsillo dentro de una bolsa, porque es prohibido entrarlas. Le pregunté al que me requisó en ese primer anillo que dónde las podía recoger al final del partido y su respuesta fue una sarcástica sonrisa. Es decir, me robó la Policía. Eso sí, cuando uno va a la confitería le entregan el cambio en monedas.

Por cierto, en esa bolsa había monedas, pero también un puñado de camisetas y chaquetas de Millonarios que decomisaron a quienes no sabían que por tres fechas nadie puede entrar elementos alusivos al equipo, medida que no tiene sentido. Ahora sancionan a Adidas, antes era al cemento.

Cuando marcó el Medellín, un solitario seguidor del Poderoso gritó el gol cerca de donde yo estaba, resultando agredido por un energúmeno que se creyó dueño del estadio y lo golpeó en la cara. Cuando la logística entró, sacó a la víctima, no al victimario. Minutos después, alguno cayó en la cuenta, volvieron y se llevaron al victimario en un acto de valentía supremo, toda vez que el gigante de barba era más grande que los dos policías bachilleres y los dos jóvenes de logística. Lo lograron.

El Medellín ganó porque superó a Millos de principio a fin. El azul estuvo errático, sin ideas e impreciso. Dos tiros al arco son poco recaudo para un once que actuaba de local y que, jugando ante un buen equipo, tenía la oportunidad de agradar a los 12 mil que fuimos a mojarnos y a dejar las monedas.

Russo, que es ídolo con sobrados méritos, pero que no por eso es inmune al debate, tendrá que revisar el momento de varios de los intocables. La pareja de centrales, el arquero y Macalister Silva han sido héroes en otras jornadas, pero atraviesan horas bajas. No es normal que el equipo alterno haya jugado tan bien ante Patriotas y el titular todavía no cuaje una buena presentación este semestre.

Tampoco es normal que hayan traído a Montoya para sentarlo en el banco antes de que se lesionara y ahora traigan a Marrugo para hacer lo mismo. La respuesta del DT ante el interrogante de por qué no lo puso fue que no vio la necesidad.

Es cierto que en el esquema de Russo los número diez no tienen cabida. Prefiere la salida, pero entonces… ¿para qué los trajo? El torneo hasta ahora comienza y Millos no venía jugando mal, pero el primer rival serio, el DIM, lo desnudó como las autoridades quieren hacerlo con los símbolos del equipo (camisetas, chaquetas y demás). Ni las monedas se salvaron la noche del sábado.

 

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