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La selección de Colombia todavía no enamora. No lo hace porque no la mete en el arco contrario, y goles son amores. Es un equipo aplicado y seguro en marca, y tiene intenciones ofensivas serias y estructuradas, pero carece de definición.
Cuando Jorge Luis Pinto asumió la dirección técnica del combinado patrio, hizo una promesa que ha cumplido en la mayor parte de las líneas, dijo que jugarían los que mejor estén en el momento de la convocatoria.
Después de la Copa América encontró un equipo joven y rendidor, que ha mantenido su nivel a pesar de las ventajas que ofrece en sectores como el de los laterales, pues hay crisis en Colombia en esa posición. Vélez y Zúñiga todavía deben mejorar mucho, aunque sin duda son los mejores en la actualidad. Los centrales se han ido aplomando y poco a poco se tapa el inmenso hueco dejado por Iván Ramiro Córdoba. La defensa está bien respaldada por el excelente nivel de Agustín Julio, quien a sus treinta y pico encontró la oportunidad que siempre esperó y que no ha desaprovechado.
La primera línea de volantes está bien, con jugadores que a su vez son modernos y en ocasiones se suman al ataque, Guarín, Sánchez y Vargas ilusionan. Amaya en la selección ha rendido. Y de ahí para adelante comienza el parto, en la línea creativa Macnelly Torres y Giovanni Hernández lucen confundidos, siempre han sido jugadores acostumbrados a estar más libres, a ser los artistas del equipo, su creatividad debería volar sola. Me da la impresión de que a veces tienen demasiada responsabilidad táctica, no hablan el mismo idioma futbolístico que sus compañeros de media cancha, y cuando los suman como parte de una línea de cuatro, caso Giovanni, los confunden más. ¿Por qué no probar con cuatro volantes modernos que hablen el mismo lenguaje?
Lo de Moreno va a ser importante, ese puede ser el puente ideal, habrá que darle partidos. Adelante tenemos a Rodallega conectado con el gol en Necaxa, pero no con la amarilla, en parte porque pocas veces queda clarito frente al arco contrario. Perea tampoco los hace con la selección. Hay algunos jugadores que también andan bien en sus equipos y que pueden sumarle del mediocampo hacia delante.
Del medio hacia arriba hay oportunidades de mejorar, y así lograr los goles que enamoren a la difícil y escéptica novia que es la afición colombiana, que después de tantos desengaños ya no cree en ninguna promesa de amor, y dice, como las damas, que “siempre es la misma vaina”. Adelante Jorge Luis, hay que creer.
