Quedó claro, durante el primer período del presidente Santos, que el deporte, tal vez por primera vez en la historia, ocupó un lugar importante como política de Estado.
Por un lado, porque el desarrollo de un país también se mide en esta materia. Por otro, porque el deporte es una bonita oportunidad de cambiar la cara de Colombia en el exterior. Además, la escala de valores que propone es perfecta para aplicar en tiempos de reconciliación.
Los resultados saltan a la vista. Los mejores Juegos Olímpicos de la historia para nuestro país fueron los de 2012. La mejor Copa del Mundo de Fútbol fue la de Brasil. Los títulos mundiales llegan casi mensualmente en diferentes disciplinas y Nairo Quintana logró ganar el Giro. En todas estas gestas hubo participación activa del Gobierno. Dentro de lo anterior cabe un gran reconocimiento para Coldeportes, entidad encargada del desarrollo de estas actividades. Sin embargo, hay mucho por mejorar.
Son varios los deportistas que pertenecen al ciclo olímpico que se han quejado por la falta de recursos para desarrollar su preparación.
Muchos de los entrenadores extranjeros que estaban en Colombia se han ido a buscar nuevos horizontes y la parte económica ha sido un gran obstáculo para reemplazarlos y para financiar la competencia de nuestros hombres y mujeres de élite.
Causó sensación la denuncia hecha en redes sociales por parte del equipo nacional de voleibol que se preparaba para el Panamericano de este deporte en Bogotá. Estuvieron sin viáticos, hospedados en un hotel de quinta categoría, sin un plan nutricional adecuado y, lo peor, sin doliente. Sus jugadores no tuvieron otra opción que publicar su denuncia y las fotos respectivas como prueba.
A manera de protesta, el equipo de ciclismo de Chocó se inscribió en la Vuelta a Colombia. No pudieron completar siquiera la segunda etapa. Su presencia, sin embargo, sirvió para alertar al país sobre la poca o nula inversión en deportes que hay en el Pacífico. Lo irónico es que por el biotipo de su gente, esa debería ser la región donde más debería haber presencia del Estado en materia deportiva. No sólo para construir campeones, sino también para que sus niños vean en el deporte otra opción de vida, distinta a la violencia a la que parecen destinados.
En el fútbol local tampoco parece interesarse demasiado Coldeportes. La Ley 1445 de 2011 establece que esta entidad actúe ante los constantes atrasos en los pagos de los clubes profesionales, pero permanentemente pasan de largo, como en la actualidad sucede con Expreso Rojo, club que ya debería haber perdido el reconocimiento deportivo por los más de 60 días de retraso con siete de sus futbolistas.
En materia deportiva se ha logrado mucho, pero como rezaba el eslogan inicial de la campaña reeleccionista: falta mucho por hacer.
