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El presidente de la Dimayor, Jorge Perdomo, ha sido duramente cuestionado por sus discutidas decisiones. En algunas de ellas se ha equivocado, en otras no. Pero se mueve y esa es una virtud.
La disputa con la Difútbol, encargada del fútbol aficionado hace muchos años por la misma persona, el poderoso Álvaro González, el mismo que defendió a Bolillo a ultranza durante el episodio del Bembé, pone en evidencia la desunión dirigencial que hay en nuestro fútbol.
Primero fue el patrocinio que logró Dimayor para oficializar el Ponyfútbol. En esa oportunidad le figuró a Perdomo ofrecer disculpas. Ahora es lo de la Youth Cup, un torneo recreacional relámpago para escoger a 10 jugadores que van a ir, en el marco de un convenio con el Bayern Múnich, a jugar una copa igualmente recreativa de fútbol 10 y a vivir un juego en el Allianz Arena. Esta vez el presidente de la Dimayor no ofreció disculpas, sino que salió a defender su posición con argumentos jurídicos válidos. La Difútbol insiste en que la rama profesional (Dimayor) se está metiendo en lo que no le importa.
Podemos discutir la razón por la cual se le encargó a Patriotas la misión de escoger los 10 jugadores que irán a la Youth Cup, como podríamos hacer lo mismo con otras tantas decisiones que se han tomado bajo la administración de Perdomo y de cualquier otro.
Lo que no se puede discutir es que el hombre se mueve. Está a punto de cerrar el negocio del canal Premium que les reportará mucho más dinero a los clubes (otra medida que puede ser impopular pero es necesaria en la medida en que esos recursos se usen para mejorar el espectáculo). Ha hecho convenios con el creciente fútbol chino para que ellos miren hacia acá en lo que abre claras posibilidades de negocio. En otras no se ven avances claros, como en el asunto de la seguridad y el alcance de la responsabilidad de los clubes, es cierto.
Es posible que la Dimayor se esté metiendo en asuntos que la estructura de la Federación les encomienda a otros, pero lo que se evidencia en esos ejemplos o en la toma de iniciativa para implementar el VAR, que debería ser de la comisión arbitral, ajena a la Dimayor, es que hay alguien moviéndose por lograr avances significativos.
La pregunta no debería ser por qué la Dimayor se mete en lo que no le corresponde, sino por qué la Difútbol no hace nada para progresar. Está visto que se puede. Lo mismo con la comisión arbitral.
Entonces, en vez de defender su terruño desde una inoperante zona de confort en la que los egos los gobiernan, los dirigentes tienen la oportunidad de unirse para trabajar mancomunadamente. Seguramente el presidente de la Federación tendrá la sabiduría para canalizar por el camino del progreso esos bríos, que bien encauzados, son positivos.
