Basta con caminar durante algunas horas por las calles de Bogotá para sentir el pesimismo generalizado que hay entre los hinchas de Santa Fe y Millos con miras a lo que se viene en 2009.
Como si no bastara con los altos índices de inseguridad, el estado de las calles capitalinas y el caos en que se ha convertido la ciudad, el fútbol no parece ser el catalizador que todos quisiéramos.
Este año pinta para más de lo mismo. Que el ‘Bolillo’ trajo a ‘Barrabás’, que Millos parece un hogar geriátrico, que Hurtado llegó tarde porque le deben plata, que los “juveniles” Daniel Vélez y Milton Patiño reforzarán los arcos capitalinos pero no como preparadores de arqueros sino como jugadores, que los dueños de Santa Fe no querían poner más dinero, esos son sólo algunos de los capítulos antes vividos de una novela de terror que se parece cada vez más a lo que sucede a diario en la capital.
Las dos campañas más exitosas de los últimos años tanto de Millos como de Santa Fe tuvieron algo en común, algo que todos detestamos pero que es infalible: proceso. Santa Fe subcampeón de 2005 tenía una escuadra conformada por jugadores hechos en la casa. Suárez, Delgado, Pachón, Nájera, Gómez, González, Toja y demás, fueron hechos en la sede cardenal. Asimismo, la campaña de Millos subcampeón de 1994 y 96 contaba con nombres caseros como Freddy León, Bonner y Yesid Mosquera, Raúl Ramírez Gacha, Osman López, Óscar Cortés y Eddy Villarraga, por citar algunos, formaron parte de lo más cercano a un título que han obtenido los azules en veinte años.
Llama la atención cómo ante estos ejemplos de proceso, los dirigentes siguen apostándoles a jugadores que ya estaban retirados o que están disfrutando de sus últimos cartuchos con la idea de hacerse unos pesos de más para terminar de engrosar su patrimonio. Salvo algunas excepciones, casi todos vienen a cobrar, nada más. Mientras tanto, los cinco jugadores que aportaron Millonarios y Santa Fe a la selección Sub 20 seguramente seguirán calentando la fría banca con el hambre de triunfo intacta mientras otros mercenarios de mil batallas serán titulares al tiempo que buscarán mejor provecho de los premios negociados por partido ganado y no por título conseguido.
Los equipos de Bogotá son como sus calles, aguantan todo aunque cada vez estén más llenas de huecos. Mientras tanto, a soñar de nuevo, no queda más.
