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Santiago Giraldo

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Antonio Casale
28 de abril de 2014 - 03:00 a. m.
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Vine a pasar vacaciones y a preparar el Mundial de fútbol, porque, al igual que los futbolistas, los periodistas también tenemos el deber de hacer un gran Brasil 2014.

Cuando supe que venía para Barcelona decidí comprar las entradas para la final del Conde de Godó, el ATP 500 que por estos días se celebra en este lugar. Mi objetivo, debo confesarlo, era ver en acción a Rafael Nadal, ganador de ocho de las últimas nueve ediciones del torneo más antiguo de España. Pero de sorpresas está hecha la vida y no sólo el número uno del mundo quedó eliminado prematuramente sino que a la gran final llegó Santiago Giraldo. Tal vez en Colombia no dimensionamos las gestas de nuestros deportistas porque la distancia no nos permite tener una imagen clara de la realidad, pero la lograda por el pereirano, créanme, es una hazaña.

En el país de la Armada Española, de los 14 jugadores ubicados en el top 100, incluyendo al número uno del mundo, Rafael Nadal, quien además creció tenísticamente en el club en donde se lleva a cabo el certamen, no habían sido testigos de una final entre dos jugadores no españoles desde hacía 16 años, y hacía doce no veían coronarse a un extranjero como campeón. El último en lograrlo fue el argentino Gastón Gaudio. Son esos los datos que hacen que la semana que terminó con el subcampeonato del Conde de Godó haya sido la más importante tenísticamente hablando en la vida de Giraldo.

Atrás quedó la peritonitis que por poco termina no sólo con su carrera sino con su vida en 2012. Atrás quedaron también los vacíos mentales en momentos claves, producto de la ansiedad por querer volver rápido a lo más alto del tenis mundial. Son cosa del pasado el cambio de raqueta que por poco lo saca del top 100 y el efímero paso de Mauricio Hadad como su coach personal. Volvió con su entrenador de antes, Felipe Berón; con su raqueta de antes, eso sí con algunos ajustes en la cuerda. Su fisioterapeuta, Niels Rezembrik, lo ha puesto más competitivo y ha trabajado especialmente en la parte mental. Hoy es un jugador más tranquilo.

No tiene veneno contra los incrédulos, a quienes, por el contrario, invita a creer que cuando se hace el trabajo bien los buenos resultados tarde o temprano deben llegar. Agradece a los crédulos porque siempre han sido parte de su motivación y les dedica el regreso a los 50 mejores del mundo a su familia, a Colombia y a Gabriel García Márquez, de quien, asegura, leyó muchas de sus novelas.

El buen Giraldo continuará esta semana con su maleta de sueños la gira por Europa, en Portugal, donde una vez más intentará hacer historia.

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