Seis meses

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Antonio Casale
31 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.
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Colombia enderezó el camino a Rusia. Tras conseguir los puntos posibles en la doble jornada de marzo, a pesar de la bipolaridad futbolística, es momento de pensar en lo que viene. El siguiente partido oficial es dentro de seis meses y muchas cosas pueden cambiar en ese tiempo.

La dirigencia se movió bien y confirmó dos partidos amistosos de primer nivel, contra España y Portugal, rivales de peso que servirán para trabajar con miras a los cuatro partidos definitivos. No debemos esperar muchas sorpresas para esa convocatoria. Está visto que la base de los últimos tiempos es la que va a definir la clasificación. Pero esos días de trabajo pueden servir para afinar la parte táctica. Ante Ecuador quedó claro que la fortaleza del equipo es el equilibrio. Le viene mal proponer como esperar. Pero eso hay que trabajarlo.

El momento de los jugadores que conforman la base va a cambiar de aquí al partido con Venezuela, ojalá para bien. Lo de James en el Madrid parece no aguantar más, y el comienzo de temporada en su nuevo equipo o el arranque en el cuarto año en el club merengue será crucial para que llegue bien.

Medio James fue fundamental en esta doble jornada, pero lo necesitamos completo. Ospina también cambiará de equipo, y aunque en la selección no ha acusado la falta de continuidad en el Arsenal, jugar más seguido le dará más confianza. Lo otro que cambiará, porque es apenas natural, es el momento de los delanteros. A pesar del buen partido de Borja con Ecuador, ya habrá pasado un año para el día del juego contra Venezuela sin que los delanteros marquen goles en juegos oficiales. Ojalá Falcao esté en buen estado futbolístico y de salud, pero Pékerman deberá poner lupa sobre los jugadores que estén en buena racha con el gol.

La de los delanteros es tal vez la preocupación más grande, porque en condiciones normales los defensas y volantes gozan de buena salud y estabilidad en sus equipos. No se avizoran grandes cambios para ellos. Otra preocupación es Pékerman: ojalá esté tan claro como en Quito para plantear y leer el juego, y no confundido como en los juegos recientes. Es cierto que contra Bolivia los jugadores no le ayudaron interpretando el libreto, pero también lo es que estuvo equivocado en la escogencia de varios titulares y, sobre todo, en el cambio de Muriel.

Colombia ahora navega en aguas mansas y la tranquilidad permite pensar y prepararse mejor. El equipo ya está curtido y seguramente no se va a relajar. Eso sí, con España y Portugal hay que jugar bien para que lo de Quito se convierta en una sana costumbre, más allá del resultado.

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