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La Champions League definirá sus finalistas de la presente edición entre esta y la otra semana. Veamos.
Por un lado se enfrentarán Juventus y Real Madrid. La vecchia signora celebró por anticipado su cuarto scudetto consecutivo en Italia el pasado sábado. Suman 12 partidos invictos como local en competiciones Uefa y son dueños de una de las mejores defensas de la Champions. Reciben pocos goles y, aunque no marcan muchos, son muy efectivos. Tévez, Morata y Vidal, dirigidos por la magia de Pirlo, son suficientes para causar temor en el inestable sistema defensivo del Madrid. Para Ancelotti representa enfrentar a su rival de siempre, el mismo al que derrotó desde el punto penal en la final de 2002/2003 cuando dirigía al Milan y contra el que otras tantas veces batalló como jugador rossonero.
La llave se empezará a definir en territorio italiano, donde el Madrid no ha podido ganar en sus últimas siete visitas. Seguramente será un partido de pocos goles, que dejará la película abierta para que se escriba el final en la capital española. El primero no será un juego generoso en opciones de gol. Los de Allegri, con Chiellini, Bonucci y Barzagli en la retaguardia, llevan el ADN italiano que define por excelencia lo que significa defender hasta la muerte, con elegancia y amor por esas maneras, el arco propio. El Madrid tiene la artillería afinada. El regreso de James le ha dado profundidad a un ataque que no encontraba contundencia. Cristiano está fino con el gol y Chicharito encontró la confianza.
Por otro lado, con mucho morbo de por medio, Guardiola enfrentará por primera vez a su exequipo. Sin embargo, ni su Bayern es una continuación de aquel fútbol basado en la posesión de la pelota por largos trayectos, ni el Barcelona de Luis Enrique es una fiel copia de la era del tiki taka. Lo primero porque Guardiola ha entendido que con la materia prima con la que cuenta puede implementar otras variantes. Lo segundo porque Luis Enrique ha sabido dar un paso adelante. Con la misma base de la época de Pep, aunque con unos años de más, este Barcelona utiliza menos toques para llegar a puerta contraria y a Messi lo rodearon con dos delanteros bárbaros como lo son Neymar y Suárez. Es cierto que los rivales le manejan el balón con más frecuencia que antes y hasta cierto punto le llegan más a propia puerta, lógica consecuencia de jugar con más vértigo que antes. Sin Robben ni Ribery por lesión, el Bayern ha perdido potencial ofensivo por las bandas. No se sabe si Lewandowsky, el goleador, fracturado en su mandíbula y nariz la semana pasada, estará, protegido por una máscara. En defensa tampoco la pasa bien el campeón de la Bundesliga. Apenas con ganas y el talento de Jackson Martínez el Porto le hizo cuatro goles en dos partidos hace unos días. El pronóstico de quien escribe favorece al Barcelona. Podría incluso marcarse una ventaja casi definitiva en el Camp Nou a favor de los catalanes.
