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Pasó desapercibido. El deporte recibirá 40% menos de dinero por parte del Gobierno para 2016.
En la radicación del Presupuesto Nacional por parte del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, para aprobación del Congreso, quedó establecido que el rubro de deporte y recreación pasará de contar con $436.000 millones en 2015 a $260.000 millones en 2016.
Lo anterior significa que el deporte, antepenúltimo sector del presupuesto en 2014, con el 0,2% del total, recibirá 40% menos de inversión en 2016 con respecto a 2015, año en el que disfrutó de un considerable aumento, y volverá a ese deshonroso lugar. Cabe recordar que en 2014 recibió $272.000 millones, 12.000 más de lo que recibirá dos años después. Entre tanto el rubro de defensa pasará de 27,7 billones a 30 billones en 2016.
El ministro explicó en RCN La Radio que la reducción del presupuesto para el deporte se debe a que este año hubo un incremento inusual del mismo con motivo de los Juegos Nacionales y que por eso el próximo año la cifra volverá a sus estándares. Son muchas las obras para los juegos que presentan atrasos y escándalos en la adjudicación de contratos.
De cualquier manera, que el deporte y la recreación sean el antepenúltimo sector en inversión del presupuesto demuestra que el Gobierno no se ha tomado en serio eso de la importancia de este sector para la construcción de una sociedad que sea capaz de vivir en paz.
El presidente es el primero en trinar cuando un deportista colombiano logra un triunfo. Se sube al podio con el campeón y se pone las medallas junto al héroe. Pero nuestros campeones siguen siendo hijos de los milagros de Macondo, porque en pocos casos son el resultado de la inversión del Estado.
Se habla de la paz y del modelo de Mandela con el equipo de rugby ilustrado en la película Invictus. Los resultados de los Panamericanos hablan de Colombia como potencia deportiva del área, y ciertamente es la era de oro del deporte nacional. Pero nada de eso es el resultado de un país que ve en el deporte un foco importante de inversión.
Mientras los niños del Pacífico sigan saliendo del colegio, si es que van, a aprender a empuñar armas y ser violentos, en vez de ir a hacer deporte y a moverse en la escala de valores que la disciplina física ofrece, en unas instalaciones destinadas para tal efecto, la paz será tan sólo un papel que se firme en La Habana.
