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Sin Kaká, Messi, Tévez, Cristiano Ronaldo, Drogba, Rooney, Robinho, Pirlo, Henry, Agüero, Lampard, Julio César y otras tantas figurotas se quedó el Mundial antes de tiempo.
Los equipos repletos de individualidades pero sin buen trabajo colectivo, finalmente, quedaron afuera. Y otros, como Brasil (sigo pensando que es el mejor equipo del campeonato), quedaron eliminados por algo de arrogancia y errores increíbles.
Se demuestra que en el fútbol, como en la vida, no basta con tener talento, con ser el mejor. Para lograr objetivos significativos hay que sumarles a esas cualidades otros asuntos importantes, como constancia, disciplina, concentración, humildad, trabajo colectivo, saber que se gana cuando se termine y no antes. Estas características, incluido el talento, claro está, las reúnen los cuatro semifinalistas.
El espectáculo brindado por Alemania, hasta ahora, es tan hermoso, que cuesta creer que tanto arte pueda ser premiado al final con la Copa del Mundo. No porque no lo merezcan, sino porque es un equipo serio, equilibrado, con gran aceleración en zona tres, pero muy tierno e inocente. Su promedio de edad, 25 años, sólo puede ser compensado con la tenacidad propia de los teutones.
España es el mismo de hace dos años, toque y progresión. Lo que pasa es que los adversarios cada vez le tienen la medida tomada a su ‘toque toque’, tan bonito como improductivo por momentos. Aún así, tienen un gran grupo de jugadores, y las individualidades, sobre todo las de Silva y Casillas, los tienen ahí, en semifinales.
De Holanda podemos decir que su rendimiento es perfecto, ha ganado todos los partidos, cada vez con más suficiencia. Vienen de menos a más y el ingreso de Robben fue fundamental. Es un gran colectivo, que cuenta con la tranquilidad de tener a Sneijder y a Robben.
Y Uruguay, consciente de sus debilidades, pues es un equipo al que le cuesta alargarse, se las arregla para presionar arriba al contrario y, con temple y corazón —no confundir con la antigua garra charrúa, que era sucia y desmedida—, quita pelotas en el medio para entregarlas a Forlán y compañeros en la parte de arriba.
No sé si son los mejores cuatro, pero sí sé que son los que se merecen estar ahí. Sin los genios que esperábamos, el Mundial entra en su recta final con pronóstico reservado.
