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Superjames, adaptable

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Antonio Casale
27 de octubre de 2014 - 03:00 a. m.
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James se convirtió en el primer jugador colombiano en actuar en el clásico del fútbol mundial entre Real Madrid y Barcelona. Continúa protagonizando historias que ningún compatriota había vivido antes.

Pero James no fue un invitado de honor. Es parte activa de ese mágico esquema ofensivo del equipo de Ancelotti. El entrenador pocas veces lo saca, demostración inequívoca de la confianza que le tiene y de lo satisfecho que está con su trabajo. El 10 demostró una vez más, como en Banfield, Porto y la misma selección, que sus cualidades técnicas, ya en ese nivel, no son las que marcan las diferencias. La clave de su éxito radica en su poder adaptación.

En pocos meses ha logrado meterse en el corazón de la afición, pero para eso antes tuvo que adaptarse al entorno madridista, con todo lo que ello supone. Por muy goleador del Mundial, hay que tener personalidad para calar en el festival de egos que supone el vestuario y la presión mediática. Después de eso, y ya en lo futbolístico, tuvo que entender que para Ancelotti iba a ser valioso únicamente en la medida en que tuviera sacrificio de marca, para lo cual tenía que fortalecer su masa muscular, algo que hoy es evidente. Lo anterior implicaba también que tuviera que jugar un poco más lejos del área rival, al menos en el comienzo de las jugadas, porque las exigencias ofensivas iban a ser las mismas que lo llevaron a la casa blanca.

James lo logró rápidamente. Hoy tiene una alta efectividad en sus pases, muchos de ellos siendo los que comienzan con el juego ofensivo, no ha perdido contundencia ofensiva y, si acaso, le falta atreverse un poco más en media distancia, como lo hacía en sus anteriores equipos y es habitual en la selección.

Pero eso no es todo. La semana pasada, ante la ausencia de Bale, el entrenador necesitó que cambiara de lado, que dejara de ser el socio de Cristiano por la izquierda para encargarse en solitario del volumen ofensivo por la derecha, lo anterior con la dificultad que supone el perfil cambiado. El gran James, una vez más, se adaptó. En los dos juegos de la semana, contra Liverpool en Champions y el superclásico contra el Barcelona, no sólo cumplió sino que fue protagonista de primer orden.

Hay quienes dicen que a las turbulencias en el planeta sólo han sobrevivido las especies que han sido capaces de adaptarse a los cambios. Lo propio dicen los que saben de liderazgo en torno a los humanos. Pero hay algo claro: una persona que es capaz de adaptarse es feliz. A James se le ve contento, disfruta del juego, tal vez por eso es que se le facilita amoldarse. Es la capacidad de adaptación de James, entonces, el detalle que marca la gran diferencia a su favor. Todo un ejemplo a seguir en nuestras actividades diarias.

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