La relación de Gustavo Cerati con el fútbol no fue estrecha. De hecho, los rockeros tratan de tomar distancia con el deporte rey.
Algún día Andrés Calamaro, en un concierto en Bogotá, cuando le lanzaron una camiseta de Santa Fe, la agradeció pero dijo que respetando los sentimientos, considera que la diferencia entre el fútbol y la música es que esta última está libre de diferencias porque en ella no hay vencedores ni perdedores. Según él, la música es libre. Tiene razón, el fútbol es esclavo de los resultados, de las diferencias que generan los colores de las distintas camisetas, el fútbol divide mientras la música une.
El fútbol genera picos altos de alegría en la victoria, pero también de tristeza en la derrota. La decepción que causan estas últimas fue la que llevó a Cerati a alejarse del amor por la pelota. En 1993, según el diario La Nación, se confesó hincha de Racing, aunque decepcionado por los resultados, decía que estaba alejado del balón. Sin embargo en 1995, durante un concierto en su país, se le oyó coreando el nombre de su equipo.
Con su muerte han rotado por las redes varias fotos de Soda Stereo, incluido Cerati, en el estadio El Campín, previo a un partido de Millonarios, con la bandera albiazul ondeando tras su espalda. En cambio, de parte de los amantes del fútbol, hay más elementos de vinculación con su figura. Felipe Núñez, arquero venezolano que actuó en Chile, utilizó, después del accidente cerebrovascular sufrido por Cerati, un buzo con diferentes fotos del rostro del músico.
Aunque Cerati nunca le cantó al fútbol, para muchos de los amantes del balompié la relación entre las guitarras eléctricas y el balón es más que estrecha. Los dos comparten la rebeldía ocasionada por querer vivir la vida de una manera rebelde. La sensación más parecida al inicio de un concierto es el momento en el que el árbitro ordena el comienzo. Los que amamos el fútbol y el rock sabemos que entre un buen solo de guitarra y un gol hay realmente pocas diferencias y son tal vez los únicos que entre sí se parecen.
Sin saberlo, Cerati también logró que sus letras se pudieran identificar con los sentimientos del fútbol, al fin y al cabo estamos hablando de lo mismo, de amor. Como cuando alguna vez, de regreso a casa después de una derrota de mi equipo, oyendo una canción que resumía lo que sentía, supe que así era. La canción que me identifica con los colores amados desde ese día es la que dice… “esa inconstancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo”. A Cerati y al fútbol, por tan deliciosa mezcla de vida, gracias totales.