Más allá del debate generado por la no asistencia de Colombia al voto de la OEA sobre la situación en Nicaragua, el episodio refuerza la necesidad de (re)pensar las formas en las que los gobiernos de América Latina y el Caribe responden a distintos problemas de preocupación compartida que se presentan en el continente. La crisis de la democracia nicaragüense, palpable desde la represión estatal del estallido social de 2018, se ha agudizado de forma innegable en el último año. Además de la adopción de leyes que constriñen la libertad de expresión y la participación política, el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha...
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