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Días sin IVA, años con déficit

Armando Montenegro

28 de noviembre de 2021 - 12:30 a. m.

Es necesario conocer el tamaño del sacrificio que imponen los tres días sin IVA a las finanzas públicas. Al respecto, algunos cálculos preliminares muestran que su costo para la Tesorería de la Nación va a ser varias veces más elevado que el que se previó inicialmente. Los datos definitivos tienen que surgir de un examen riguroso de las cifras que proporcione el Gobierno nacional.

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Si los estudios detallados confirmaran que con los tres días sin IVA se está erosionando el producido neto de la última reforma tributaria, la misma que, según cálculos del Gobierno, fue de cerca del 0,9% del PIB, será urgente cauterizar la hemorragia.

Debe recordarse que el déficit fiscal de este año será superior al 8 % del PIB y el del año que viene será, por tercera vez consecutiva, gigantesco, superior al 7% del PIB. Por esta razón, la deuda pública, que ha venido ascendiendo en forma peligrosa, sobrepasará el 70% del PIB en 2022. Esta crítica situación exigirá que el nuevo Gobierno emprenda una profunda reforma fiscal que hará imperativa la revisión de numerosas exenciones innecesarias, entre ellas la de los días sin IVA.

El altísimo costo fiscal de los días sin IVA se deriva de los extraordinarios montos que han alcanzado las ventas que evitan este tributo, las cuales, según los registros oficiales, más que han duplicado las del año anterior. Este crecimiento no sólo se origina en la ampliación de los bienes beneficiados y la incorporación de las ventas en efectivo, sino en una cierta porosidad de las normas que regulan las transacciones exentas, además del inevitable aprendizaje de compradores y vendedores para maximizar las compras y ventas que se realizan sin el impuesto.

Las cifras muestran que, a medida que los mercados han aprendido a optimizar el beneficio fiscal, en realidad, estrictamente, ya no se trata de tres días ordinarios sin IVA. Muchos almacenes prevenden durante algunos días antes de la fecha formalmente designada como sin IVA para que las transacciones se cierren en la fecha en que se recibe el beneficio (esto no es ilegal). Y, así mismo, muchos consumidores, para gozar de la exención, adelantan compras que de todas formas iban a hacer más adelante. De esta manera, en realidad el Gobierno está perdiendo el recaudo del IVA de más de tres días comunes y corrientes.

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El argumento de que este regalo es necesario para impulsar la reactivación pudo tener alguna validez en 2020 en medio de la recesión, pero ya no tiene ninguna justificación cuando la economía crece a cerca del 10% anual, con un vigoroso aporte de las ventas del comercio y, sobre todo, del consumo de los hogares. Las prioridades indican que, en lugar de la perforación y el desmonte progresivo del sistema tributario por medio de este tipo de prebendas, la magnitud del déficit exige, por el contrario, taponar las exenciones y resolver la aguda crisis fiscal del país.

Sin embargo, es muy posible que lo peor de esta medida no sea lo fiscal. Basados en observaciones preliminares, algunos expertos sostienen con buenas razones que este obsequio beneficia desproporcionadamente a los hogares con mayores ingresos. Si los estudios confirman este hecho, esta sería una razón adicional para que la eliminación de los días sin IVA sea un elemento indispensable de la necesaria reforma tributaria que debe adelantarse el próximo año.

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