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Alcaraz, James y San Mateo

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Armando Montenegro
14 de septiembre de 2025 - 05:06 a. m.
“Carlos Alcaraz y sus entrenadores son conscientes de que no basta con ser un súper dotado para batir todos los récords”: Armando Montenegro
“Carlos Alcaraz y sus entrenadores son conscientes de que no basta con ser un súper dotado para batir todos los récords”: Armando Montenegro
Foto: EFE - Angel Colmenares
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Carlos Alcaraz ganó su sexto Grand Slam el domingo pasado en Nueva York. Ya ha conseguido más títulos que Federer, Djokovic y Nadal antes de los 23 años. Y muchos anticipan que, si sigue ganando trofeos como lo ha hecho hasta ahora, igualará o superará las hazañas de estos campeones.

Sin embargo, Alcaraz y sus entrenadores son conscientes de que no basta con ser un súper dotado para igualar o batir todos los récords. Saben que para hacerlo es indispensable someterse durante muchos años a una férrea disciplina y renunciar a todo lo que atente contra su carrera, como excesos de celebraciones y días de descanso. Este es el alto costo que hay que pagar por el éxito. Thomas Alva Edison, el inventor norteamericano, lo resumió muy bien cuando dijo que el genio consiste en 99 % de transpiración y tan solo un 1 % de inspiración.

Alcaraz ha sugerido que no está dispuesto a renunciar a las fiestas, al ocio y las temporadas con su familia. En ocasiones, en contra del consejo de su equipo, ha fiesteado en Ibiza, su sitio preferido, antes de algunos torneos. En el interesante documental de Netflix sobre su vida, el tenista nos reveló que, aunque quería llegar muy lejos, no estaba seguro de querer someterse a las privaciones indispensables para pasar a la historia. Dejó la duda de si será capaz o no de balancear sus intereses en conflicto.

Al igual que en el deporte, una alegoría de la vida misma, este tipo de disyuntivas sucede en muchos campos. La historia de la ciencia y el arte está plagada de niños genios, personas con una aptitud natural extraordinaria que, por distintas razones, se estancaron o, peor aún, fracasaron en forma estruendosa. Un ejemplo impresionante es el de William Sidis, un norteamericano que a los ocho años hablaba ocho idiomas, había inventado uno nuevo y ya había escrito varios libros; a los once años ingresó a Harvard donde se graduó de matemáticas y de medicina a los dieciséis. Pero hasta ahí llegó. No se registra nada relevante en su vida adulta.

Son más conocidos otros ejemplos de sonados fracasos en el deporte. El exceso de rumba y el desorden personal han puesto punto final a las carreras de varios futbolistas superdotados. Los casos del Ronaldinho y Neymar demuestran que el enorme talento es claramente insuficiente para mantener un camino de éxitos. Messi y Ronaldo, en cambio, son ejemplos de genios disciplinados y consagrados a su trabajo.

En Colombia existe el convencimiento de que las trayectorias de jugadores con enorme talento, como las de Higuita y el Tino Asprilla, se quedaron cortas por la indisciplina y la disipación de sus vidas. Pero, tal vez, el caso más visible y lamentable es el James Rodríguez, un verdadero prodigio de este deporte. Aunque descolló en el mundial de Brasil y tuvo unas cuantas buenas temporadas en Europa, por su comportamiento y su carácter peculiar, nunca alcanzó su potencial; no se mantuvo cerca de la cima y, desde hace años, su carrera no ha sido más que una prolongada y penosa declinación (aunque por fortuna todavía nos proporciona chispazos geniales cuando juega con la selección Colombia).

En síntesis, la vida de los genios no es como dice la Parábola de los Talentos del evangelio de San Mateo: “Al que tiene, le será dado y tendrá más”. Nadie les da nada. Los súper talentosos deben trabajar mucho para desarrollar completamente sus dones.

Conoce más

 

SÓTERO(26571)15 de septiembre de 2025 - 05:09 p. m.
Armando columnas bobas.
Luis Herrera(19651)14 de septiembre de 2025 - 10:01 p. m.
Entendí su columna, pero el ejemplo de W Sodis no cuadra: desde cuando se es un fracasado por graduarse en Harvard en matemáticas y medicina a los 16 años.
Victor Garzon(ol8vl)14 de septiembre de 2025 - 05:24 p. m.
Doloroso pero cierto
carlos olivares(23084)14 de septiembre de 2025 - 03:54 p. m.
Dejar de vivir para que otros vivan . Prefiero no ser genio. Normalito.
Jesús Antonio Ávila Martínez(k5lrf)14 de septiembre de 2025 - 03:20 p. m.
Esto editorialistas de EE cada vez peor... Ahora este seudoeconomista global ..le dio por calificar a los genios... El mejor indicador de mediocridad de esta columna es que le gustó mucho al tal Atenas jajajaja sr Fidel pilas
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