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EL FUTURO DEL PARTIDO LIBERAL depende de su decisión con respecto a las candidaturas de Santos y Mockus en la segunda vuelta de la elección presidencial.
A primera vista, los sectores más tradicionales, tentados por la nómina y el presupuesto, prefieren una alianza con la U. En cambio, los liberales modernos, por lo general jóvenes, con ideas reformistas, favorecen el apoyo a Mockus.
Desde el mismo momento de su eventual adhesión a Santos, el Partido Liberal se uniría a la U y, tal vez, al Partido Conservador, Cambio Radical y quizás al PIN. Rafael Pardo y los demás jefes liberales tendrían que sentarse en la misma mesa con Andrés Felipe Arias, José Obdulio, Rodrigo Rivera, J.J. Rendón y tantos otros. Más adelante, si Santos triunfa, el Liberal se constituiría en un partido más de la bancada uribista, en realidad una extensión de la mayoría parlamentaria de hoy. Tendría que defender las exenciones tributarias, las zonas francas, Agro Ingreso Seguro, el despelote de la salud y la infraestructura y tantas cosas que atacó con buenas razones en estos años. Con tanta gente en el grupo mayoritario, no habría suficientes puestos ni gabelas para todos los caciques. Y, si Santos pierde, los liberales, santistas de última hora, quedarían sumidos en una total bancarrota ideológica, burocrática y presupuestal.
El apoyo a la U puede significar la desaparición del liberalismo. En el caso de que Santos triunfe con su respaldo, los liberales, a medida que se disuelven en medio de la U, tendrían que traicionar las ideas que esgrimieron a lo largo de varios años de oposición a Uribe. Si Santos pierde con el apoyo liberal, con mayor razón el Partido desaparecería, sin ideas, dignidad, ni botín.
La adhesión a Mockus, por otra parte, tendría que hacerse alrededor de principios y programas comunes. No podría ser una alianza convencional, fruto de sospechosas negociaciones, contrarias a los sentimientos de los verdes. Mockus no ofrece ni tolera, por principio, puestos y contratos a cambio de apoyos. Si se halla una fórmula satisfactoria para encauzar una convergencia, la bancada liberal podría ser importante para los proyectos del gobierno verde que coincidieran con las ideas de los liberales. El Partido Liberal podría incorporar algunos de los mejores elementos de un mermado Partido de la U y pasar a asumir el liderazgo de la política de centro izquierda en Colombia.
Y en el caso de que Mockus perdiera, el Partido Liberal seguiría, como hasta ahora, en la oposición. Representaría las aspiraciones de buena parte del país moderno, educado, que anhela un ejercicio limpio, no mercantil, de la política.
El respaldo unilateral a Mockus sería un paso audaz, costoso para los jefes tradicionales, pero conveniente para el futuro de los liberales y de la democracia colombiana. En un gobierno de Mockus, el Partido Liberal podría impulsar una serie de reformas indispensables que coinciden con las propuestas de los verdes. Eso sí, quienes sólo aspiran a puestos y contratos tendrían que cambiar, pasar al retiro o buscar albergue en la U.
Puede suceder, sin embargo, que, paralizados por sus discusiones internas, los liberales, en forma oportunista, propia de un partido marginal, decidan no apoyar a nadie en la segunda vuelta. Ya no serían protagonistas de la historia política del país.
