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Otro retrato de Gaitán

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Armando Montenegro
10 de agosto de 2025 - 07:06 a. m.
“Olga L. González señala que Jorge Eliécer Gaitán fue esencialmente un gran agitador, no un hombre de ideas”: Armando Montenegro.
“Olga L. González señala que Jorge Eliécer Gaitán fue esencialmente un gran agitador, no un hombre de ideas”: Armando Montenegro.
Foto: Luis Alberto Gaitán 'Lunga'
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En su interesante biografía política de Gabriel Turbay, Olga L. González nos presenta un revelador retrato de Jorge Eliécer Gaitán, en el que aparecen rasgos y gestos que, en numerosos aspectos, coinciden con los perfiles de los líderes más conservadores de la política colombiana.

González señala que Gaitán fue esencialmente un gran agitador, no un hombre de ideas. Su estrecha conexión con las masas no se originaba en sus programas y planteamientos sociales progresistas; fue el resultado de su poderosa oratoria y, sobre todo, del uso eficaz y masivo de la propaganda. Como otros caudillos de su tiempo, fue un pionero en Colombia de la hábil utilización de la radio.

Sus gestos dramáticos, sus emotivos discursos y su forma de hacer política replicaron las prácticas que observó de primera mano en la Italia de Mussolini. Creó milicias uniformadas que cantaban himnos y recibían condecoraciones. Constituyó ruidosas fuerzas de choque callejeras que, con alguna frecuencia, utilizaron la violencia contra sus adversarios. Sus lemas y consignas provenían de pensadores y políticos de la derecha: la frase con la que terminaba sus discursos, “¡A la carga!”, fue tomada del ultraconservador Silvio Villegas; la división entre el “país político y el país nacional” se originó en la obra del monarquista Maurras; y el estribillo: “Si avanzo, seguidme, si me detengo, empujadme...” fue copiado del propio Duce.

Cuando hablaba despectivamente del “país político” se refería al país de los políticos de la democracia representativa, los del Congreso, los partidos, especialmente el Liberal, el presidente y sus ministros. Se presentaba como el caudillo carismático que, en la mejor tradición populista, tenía una conexión directa, sin intermediarios, con el “país nacional”, con las multitudes indignadas y oprimidas: “Yo no soy un hombre, soy un pueblo”.

Muchas de sus ideas serían inaceptables en el mundo de hoy, incluso en los círculos de la derecha. González nos recuerda que Gaitán tuvo posturas antisemitas, racistas y xenófobas; su campaña atacó rastreramente a Turbay llamándolo “turco” y “extranjero”. Se opuso a un aumento de salarios a los obreros con el argumento de que ellos se lo beberían y algunos contraerían sífilis en los burdeles. Defendió con éxito a Zawadzky en el juicio por el asesinato del amante de su esposa proclamando: “Homicidio sí; pero homicidio guiado por noble y generoso sentimiento”.

Fue rabiosamente anticomunista y no defendió las realizaciones de la república liberal en favor de los trabajadores. Por esta razón, los sindicatos y el partido comunista apoyaron a Turbay en la crítica elección de 1946.

González relata las estrechas relaciones de Gaitán con Laureano Gómez y otros líderes del Partido Conservador: su cercanía personal, sus afinidades intelectuales y los apoyos monetarios y logísticos que recibió de ellos en la campaña de 1946. Aunque esto pudo deberse a conveniencias tácticas para derrotar al partido liberal, no dejan de sorprender las semejanzas entre estos personajes.

Este libro contribuye a revalorizar los avances sociales de los gobiernos liberales y la trayectoria de figuras progresistas como Gabriel Turbay opacados por el mito de Gaitán.

Olga L. González (2025), El presidente que no fue: La historia silenciada de Gabriel Turbay. Bogotá, Universidad de los Andes.

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Iliana(21165)11 de agosto de 2025 - 04:49 p. m.
Lo interesante para mi es que hoy estos escritos que considero históricos y, como hay quienes lo avalan, como otros conocedores que nos daran su opinion Es la forma como vamos viviendo nuestra verdad Tal vez pasará el tiempo antes de saber algo más . Gracia por el artículo sobre el libro.
luisfer9348(26884)11 de agosto de 2025 - 04:47 a. m.
Y por ser tan "godo" lo mataron los anticomunistas del norte, no de la ciudad... del continente.
Augusto Susto(05139)11 de agosto de 2025 - 01:21 a. m.
Si hubiera sido tan godo como dice el libro, no lo habría mandado a matar la Cía
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)11 de agosto de 2025 - 03:08 a. m.
    No hay ninguna prueba de que la recién fundada CIA hubiese ordenado el asesinato de Gaitán. De hecho Gaitán era apreciado por los funcionarios de la embajada norteamericano. Arturo Álape y el suscrito examinamos todas las "hipótesis" sobre quién mató a Gaitán; nada concluyente. En fin, cada cual acusa a quien le cae mal; por ejemplo Alvaro Gómez dijo que a Gaitán lo mató Fidel Castro quien estaba en Bogotá en un encuentro de estudiantes latinoamericanos.
William Herrera Echeverri(51420)11 de agosto de 2025 - 12:01 a. m.
Bastante sin sustento mucho de lo que se dice... Los discursos y escritos de Gaitán desmienten algunas de las afirmaciones que aquí se hacen. Y la defensa de Zawadski se basó en lo que era el derecho penal de su tiempo. Muy sesgada la columna y su fuente, es evidente la intención de desfigurar a Gaitán.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)11 de agosto de 2025 - 04:04 a. m.
    ... lentejo decían en ese entonces.
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)11 de agosto de 2025 - 03:14 a. m.
    La columna simplemente resume el libro de González. Y le pregunto al forista cuáles son esos discursos y escritos. De hecho Gaitán le dio palo a la ANDI y a sus enemigos políticos, pero no atacó a los grandes comerciantes y aceptó un gabinete compartido con el presidente godo Ospina Pérez en 1947. En eso no se diferenció en absoluto de cualquier jefe político que llega a acuerdos para repartirse la burocracia."Lentejero" decían en ese entonces.
Ever Suarez Lagos(06233)10 de agosto de 2025 - 10:53 a. m.
todos los puntos de vista son esclarecedores
  • Eduardo Sáenz Rovner(7668)11 de agosto de 2025 - 10:19 p. m.
    No necesariamente. Ojo con ese posmodernismo que ha sido rechazado por la historiografía seria.
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