Algunas decisiones de las autoridades tienen un efecto contrario al previsto y predicado por sus promotores. A veces estas decisiones se toman por ignorancia, por falta de análisis. En ocasiones, por la presión de los beneficiarios, incluso, a sabiendas del daño que les producen a grandes grupos de personas. Infortunadamente, hay varios ejemplos de esto.
Esto sucede en el sector financiero con la tasa de usura. El Gobierno cree —o dice creer— que, si se comprime esta tasa, se beneficia a los pequeños deudores. Lo que sucede, en la práctica, es todo lo contrario: se reduce el volumen de microcréditos otorgados por la banca formal,...

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