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Esta pregunta, que apunta a encontrar la clave del desarrollo económico, ha recibido la atención de grandes economistas en las últimas décadas. Las respuestas han sido variadas: Acemoglu y Robinson nos dicen que el secreto está en las instituciones; Sachs señala la geografía y la ayuda externa; otros, la forma de intervención del Estado. Textos de decenas de autores describen recetas diferentes, a menudo contradictorias entre sí: ampliar el mercado y abrirse al comercio mundial, proteger y realizar política industrial, promover exportaciones y mantener buen manejo macroeconómico; expandir la infraestructura, la educación y la salud, y un largo etcétera.
El hecho evidente es que varios países, entre ellos China, los tigres asiáticos, India y otros, han crecido muy rápido y sacado a cientos de millones de personas de la pobreza a través de diferentes estrategias en los últimos años. El economista Stefan Dercon observa que, en contra de tantas explicaciones divergentes, en todos esos casos existe un elemento en común, que explica la clave de su éxito: las élites (definidas como los grupos que tienen poder: líderes políticos, empresariales, sindicatos, intelectuales públicos, prensa...) hicieron un pacto por el desarrollo para orientar la política, la economía y la sociedad hacia el crecimiento y el progreso.
Dercon plantea que, al hacer una apuesta por el desarrollo y el crecimiento, las élites renuncian a proteger sus posiciones y toman el riesgo de cambiar, hacer los esfuerzos necesarios para crecer y modernizar sus economías. El autor deja en claro que nada asegura, al comienzo, que esta apuesta va a ser exitosa y que producirá los resultados esperados (esto se percibía al inicio del experimento de Deng Xiaoping o cuando Singh introdujo las reformas en India).
En las apuestas exitosas por el desarrollo, Dercon encuentra tres factores determinantes: (a) los pactos de las élites por el desarrollo deben ser sólidos y duraderos, de tal forma que permitan un marco estable para el crecimiento, en donde la paz y la seguridad son fundamentales. (b) Un Estado estructurado y capaz juega un papel fundamental en el proceso de desarrollo. (c) Las élites y los grupos involucrados en la apuesta por el desarrollo deben aprender de los errores y hacer, cuando sea preciso, las correcciones necesarias.
El caso de China es ilustrativo. El cambio comenzó en 1979 con la decisión de la élite, el Partido Comunista, encabezada por Deng, de hacer a un lado la ideología y comenzar una liberalización gradual, crear zonas especiales, urbanizar y aumentar las exportaciones. Con el crecimiento económico, el Partido buscaba recuperar su legitimidad, vulnerada por la turbulencia creada por la Revolución cultural. La apuesta se apuntaló en la milenaria capacidad del Estado y la burocracia china, un factor fundamental para llevar a cabo las reformas en forma exitosa. Y, finalmente, Deng y sus seguidores fueron capaces de experimentar y hacer oportunamente los ajustes que fueron necesarios.
Según Christopher Blattman, de la Universidad de Chicago, el libro de Dercon es el texto más importante sobre desarrollo económico de los últimos diez años.
Stefan Dercon (2022): Gambling on Development, Why Some Countries Win and Others Lose. London, Hurst and Company.
