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Caóticos. Este es el calificativo dado por la mayoría de los analistas a los primeros cien días de su segundo gobierno. En forma frenética, el mandatario hizo anuncios y tomó cientos de desconcertantes medidas. Entre tantas cosas, deportó a miles de personas, despidió a una cantidad de empleados públicos, clausuró la Usaid, atacó las iniciativas que buscan la igualdad y enfrentan la discriminación, impulsó los combustibles fósiles, propuso convertir a Gaza en un balneario sin palestinos y combatió las energías limpias, amenazó con anexar Canadá, Groenlandia y el canal de Panamá, y desató una gran guerra comercial contra sus rivales y sus aliados. La mayoría de esas acciones fueron improvisadas, no respondieron a un plan y, evidentemente, no tuvieron en cuenta sus consecuencias. No es sorprendente, por lo tanto, que el balance no sea positivo.
El PIB y las bolsas de Estados Unidos cayeron, y aumentó la incertidumbre y la volatilidad de los mercados. Los atemorizados inversionistas buscaron refugio en el oro y, al comienzo, en los bonos del Tesoro americano. Pero, con la radicalización del mandatario, se desató una venta masiva de estos papeles. La depreciación del dólar ha sido intensa, hasta el punto de que el euro se ha acercado a US$1,15. Ante estas reacciones, el propio presidente tuvo que dar marcha atrás: indicó incluso que rebajaría los aranceles a China.
Como consecuencia de estas agresivas e improvisadas decisiones se afectarán el comercio y la expansión de la economía de todo el planeta. El Fondo Monetario Internacional ha estimado inicialmente que el crecimiento del PIB del mundo se reducirá en medio punto porcentual, del 3,3 % al 2,8 % en este año. Por cuenta del mandatario, caerán las cifras de crecimiento de los principales países, entre ellos China, los europeos y los de América Latina.
El juicio negativo de estos cien días no lo registran únicamente los columnistas y los editoriales de los grandes periódicos. Las encuestas que miden la opinión de los norteamericanos no son favorables para Trump. La calificación de su gestión al cabo de los primeros cien días es más baja que la de todos los presidentes de los últimos 70 años al completar este mismo período.
Aunque la oposición del Partido Demócrata está desorganizada y desmoralizada por la derrota de Kamala Harris, no hay duda de que puede aprovechar la creciente caída del millonario en las encuestas. Si se mantienen el caos y sus efectos negativos sobre la economía, el Partido Republicano puede tener malos resultados en las elecciones parlamentarias de 2026; sus escasas mayorías en el Senado y la Cámara de Representantes pueden verse amenazadas.
El inicio del gobierno de Trump también ha creado tensiones en Colombia. La alocada negativa de Petro de recibir a los deportados colombianos desató una grave crisis que solo pudo ser conjurada por la oportuna intervención de sus funcionarios. Existen crecientes temores por la posible descertificación del país a causa de los malos resultados en materia de narcotráfico. Y, como si fuera poco, Petro informó que su visa fue retirada y adelanta una desafiante política de acercamiento con China. Con nuestro presidente sumergido en la campaña electoral, y un discurso cada vez más agresivo y populachero, no se pueden descartar nuevos problemas con la también impredecible administración republicana de Estados Unidos.
