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¿Votar por el menos malo?


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Armando Montenegro
07 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
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Si las cosas siguen como van, los votantes de Estados Unidos tendrán que escoger en noviembre entre Donald Trump, un delincuente convicto, un verdadero peligro para la democracia, y Joe Biden, un presidente aceptable, pero cuyas facultades mentales están disminuidas por la senectud, tal como se hizo evidente en el debate de hace unos días (para evitar esta situación que conduciría inevitablemente al triunfo de Trump, un grupo creciente de los líderes del Partido Demócrata está presionando al presidente para que renuncie a su postulación y le abra paso a un proceso de selección de un candidato joven que pueda tener algunas posibilidades de éxito en las elecciones de fin de año).

La mecánica de la democracia, infortunadamente, a veces pone a los votantes en la disyuntiva de tener que escoger entre dos malas alternativas. Muchos analistas piensan que esta es una de las consecuencias de la atomización y debilitamiento de los partidos políticos que, en el pasado, fueron un mecanismo efectivo y probado a través del cual se filtraban y seleccionaban los candidatos, quienes a lo largo de su vida pública demostraban sus capacidades, probidad y liderazgo. Ahora algunos líderes populistas, por medio de su riqueza e influencia en las redes sociales, son capaces de subordinar y poner a su servicio a los partidos, tal como lo ha hecho Trump con el republicano.

Este tipo de fenómenos, por supuesto, ya se ha presentado en nuestro medio. Ocurrió en la última elección presidencial, cuando la gran mayoría de los colombianos tuvo que escoger entre dos candidatos populistas en unos comicios en los cuales muchas personas no votaron a favor de uno de los candidatos, sino en contra del que más temían o reprobaban (el único escape fue el minoritario voto en blanco). Antes ya había ocurrido en Colombia. Enfrentado a lo que consideraba dos malas alternativas, Antanas Mockus dijo hace años que la decisión de los votantes era semejante a tener que escoger entre dos enfermedades mortales, el Sida y la hepatitis C.

Lo más delicado es que Colombia puede dirigirse, otra vez, a tener que optar entre dos malos candidatos en 2026. Esta puede ser la consecuencia de que se presente una enorme proliferación de aspirantes en la primera vuelta, resultado de la ausencia o el fracaso de mecanismos previos de aglutinación y compactación de coaliciones (como las primarias y las consultas) alrededor de programas de gobierno atractivos para grupos significativos de votantes. Si esto sucede, no se puede descartar que los dos candidatos con mayor votación en la primera vuelta, representando visiones extremas, voceros de segmentos minoritarios e identitarios, pasen con muy bajos porcentajes a la segunda vuelta (por decir algo, números alrededor del 20 % y el 10 %). El país, entonces, podría estar, una vez más, enfrentado a tener que escoger entre dos personas que no representan a segmentos considerables y diversos del electorado.

Siempre se ha dicho que, ante la necesidad de optar entre dos males, se debe escoger el menos peor. El problema es que cuando esto sucede en varias elecciones sucesivas, la acumulación de los daños puede causar perjuicios duraderos e irreparables a la sociedad, la economía y el futuro del país. Los partidos y los dirigentes están en la obligación de evitar que en 2026 Colombia esté de nuevo en esa situación.

Conoce más

 

Mario(53803)14 de julio de 2024 - 05:13 p. m.
Esas escogencias llevan más de 200 años sucediendo en Colombia. Por eso es un Estado fallido basado en una democracia fundamentalmente corrupta y mafiosa.
Alvaro(66505)08 de julio de 2024 - 01:43 a. m.
Estamos llenos de los malos que han gobernado y entre ellos muchos ministros de Hacienda, que apenas dejan el cargo ahi si encuentran las soluciones para el pais, lo unico que han hechos estas décadas es inventar impuestos como gran cosa, para ello no se necesita estudios sofisticados sino imaginación, como lo han hecho. Ninguno ha combatido la corrupción, o se han beneficiado o han pagado favores, eso sin contar con los recursos que dejan para compra de conciencias.
rodrigo(82201)07 de julio de 2024 - 10:45 p. m.
Armando nunca manifesto algo parecido con Duque sería por su afectos e intereses
Sara(d89ha)07 de julio de 2024 - 05:45 p. m.
No señor Montenegro, Petro no ganó por ser el menos malo, ganó porque los colombianos estamos cansados de la corrupción,de la narcodemocracia, del yo te nombro tu me nombras. Tu me nombraste yo no te investigo, ni te juzgo. Este nicho de personajes se han dedicado a poner el palo en la rueda de los cambios, entonces han logrado en parte parar el cambio.
  • William(46718)07 de julio de 2024 - 11:10 p. m.
    Con todos los aspectos negativos de Rodolfo, hubiera sido mejor presidente que el comunista Petro que viene acabando con todo lo venía funcionando en Colombia: La seguridad, la salud, las pensiones, Ecopetrol y lo más grave, estimulando una polarización como nunca se había visto en los colombianos. el cuentico petrista que era que había que acabar con la corrupción, acaso no se ha generalizado más en este gobierno con lo te los carrotanques, lo del hijo de Petro, como el despilfarro del gobiern
  • HELBERT(40077)07 de julio de 2024 - 08:31 p. m.
    Equivicadisimo. Ganó porque el otro candidato era un mediocre de derecha a los que la Fiscalia le pisaba los talones. Y Petro tuvo apenas el 29% de los votos así que tampoco hay que invocar mayorías. Era un mal candidato un pésimo administrador y aún hoy el peor presidente. Lástima
  • Carlos(86809)07 de julio de 2024 - 06:51 p. m.
    Desafortunadamente yo voté por "el menos malo". Y me arrepiento.
luis(46988)07 de julio de 2024 - 05:25 p. m.
Lo mismo pasa en Colombia, ya ven el paquete que nos metió Uribe con Duque , un hombre que no sabía ni administrar una tienda de barrio, y ya nos quería montar al chirrete de Fico , que luego cambió por el el atarvan de Rodolfo Hernández,a quien los medios de difusión elevaron ,hasta casi ganar la presidencia.
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