Cuarenta años del Paro Cívico de 1977

Arturo Charria
25 de mayo de 2017 - 04:40 a. m.
Cuarenta años del Paro Cívico de 1977

En septiembre de este año se cumplen 40 años del Paro Cívico de 1977. Aquella jornada terminó en Bogotá con 19 muertos, con más de 300 heridos y con un número tan grande de detenidos que fue necesario habilitar la Plaza de Toros para retenerlos a todos.

En septiembre de 1977 terminaba el gobierno de Alfonso López Michelsen y su política del “mandato claro”. El “pollo” López, como se le conocía por su precocidad política, había llegado a la presidencia gracias al uso ambivalente de la letra “R”. Usó la “R” de la Revolución en marcha de su padre, Alfonso López Pumarejo. También la usó como recuerdo de sus años de confrontación durante el Frente Nacional, cuando creó el partido Movimiento Revolucionario Liberal. Sin embargo, en la campaña presidencial de 1974, aligeró el peso de la “R” para presentarse como un candidato Reformista, que “no veía enemigos a la izquierda”.

López Michelsen, que llegó a la presidencia con la votación más alta de la historia: (2.929.719 votos), terminó su “mandato claro”, encerrado en palacio bajo el estado de sitio. El Paro Cívico del 14 de septiembre de 1977 fue una explosión generalizada no sólo de descontento, sino de frustración colectiva de sectores sociales que desde el 9 de abril de 1948, habían permanecido pasando hambre y rezando cada noche para que su porvenir fuera diferente el siguiente día.

López llegó a la presidencia con los votos y la maquinaria del partido liberal, pero también con la esperanza de cambio de amplios sectores de la izquierda y de la clase media. Sin embargo, su “mandato claro” fue cuestionado desde los primeros meses de gobierno por periodistas como Klim, columnista que sin salir de su casa hacía temblar al “camarada primo”, título con que se refiría al presidente López. También fue centro de críticas de la revista Alternativa, la revista más leída por la izquierda colombiana de la época. En su portada de la edición N°31 aparecía el rostro del “pollo” López bajo un cartel de SE BUSCA, luego se podía leer “desaparecido desde el 21 de abril de 1974 llevándose 3 MILLONES de votos”.

Aquella “huelga de masas” del 14 de septiembre de 1977 explotó porque el candidato que habló de cambios sociales gobernó con una tasa de inflación del 32%. El candidato que habló de transformaciones laborales, no negoció reformas estructurales con las centrales obreras. El candidato, famoso por su afición al Whisky, fue el presidente que no llevó agua y alcantarillado a los hogares de las clases populares.

Se cumplen 40 años del Paro Cívico de 1977 y hoy Colombia y el presidente Santos viven una situación que no está muy lejos de parecerse a la que vivió López Michelsen al final de su gobierno. Al igual que López, Juan Manuel Santos logró su reelección con los votos de una parte de la izquierda. En campaña se acercó a amplios sectores sociales, se comprometió con sus causas y con muchas de sus reivindicaciones históricas. Esos mismos sectores hoy le cobran en las calles su apoyo. El discurso dura poco cuando las necesidades son tan grandes como la frustración de un país que exige cambios reales.

El país está viviendo explosiones sociales por todas partes. Los maestros llevan dos semanas en paro, Buenaventura y Chocó están detenidas; los indígenas del Cauca pronto comenzarán un levantamiento. Y, por decisión de la corte constitucional, la paz también está en suspenso.

El presidente Santos se equivoca si al igual que López termina gobernando atrincherado en medio del toque de queda, como el impuesto en estos días en Buenaventura, en donde el agua potable sólo parece estar en las tanquetas del Esmad. De ser así, es posible que se repita la historia, no sólo de un Paro Cívico como el de 1977, sino que Santos termine dando paso, una vez más, a un gobierno como el de Turbay Ayala, con su represivo Estatuto de Seguridad.

 

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