La semana pasada asistí como ponente a un conversatorio organizado por el Banco de la República para hablar con personas sordas sobre el paro nacional. Fue un espacio virtual de dos horas al que se conectaron cerca de 100 personas. El diálogo contó con dos intérpretes que permitieron que la comunicación fuera en doble vía: nuestra presentación duró 30 minutos y el resto de tiempo lo usamos para responder preguntas y conocer opiniones de los asistentes. Planteo tres conclusiones de este encuentro.
Información accesible
Una de las luchas históricas de la comunidad sorda es el derecho de acceder en su lengua a la información. Deisy, quien es profesora sorda, planteó en el conversatorio las dificultades que tienen los sordos cuando necesitan acceder a información especializada sobre el paro, pues deben pedir ayuda a un intérprete para que les traduzca y suele pasar que ellos estén ocupados. Ella afirma que la única información a la que pueden acceder es la que transmiten en programas oficiales, ya que solo estos tienen servicio de interpretación. Esta situación les impide acercarse a otros medios y otro tipo de información por voluntad propia, lo que reduce sus posibilidades de tener posiciones propias en el debate público. Esta dificultad no solo se presenta con los contenidos transmedia, también se da con el español escrito, su segunda lengua.
Posibilidades de participación
Andrés, quien trabaja en el Idipron, planteó que por su trabajo ha tenido que estar en las movilizaciones, pero no entiende gran parte de lo que ocurre. Para Andrés no es claro por qué las personas usan capuchas y por qué del otro lado disparan armas largas y apuntan a los ojos. Estos episodios que muchas personas sordas ven a través de sus pantallas los vive él de manera presencial y, aunque está en el lugar de los hechos, tiene una comprensión fragmentaria de los acontecimientos. En señas de Andrés: la falta de contexto es lo que impide a muchas personas sordas participar en espacios de movilización, de manera que no lo hacen por una posición política, sino por no tener información suficiente sobre lo que ocurre.
Noticias falsas
Al igual que las personas oyentes, las personas sordas también están expuestas a las noticias falsas, con la diferencia de que para estas es más difícil corroborar la información que les llega. Sandra, usuaria de la Biblioteca para sordos del Banco de la República, contó que muchas personas decían que “si las protestas duraban más de un mes el presidente o los congresistas tenían que renunciar”. Para Sandra esa es la explicación de por qué esta protesta ha durado tanto tiempo a diferencia de otras manifestaciones.
Para las 550.000 personas sordas que viven en Colombia, el acceso a la información es una barrera estructural que les impide comprender los debates públicos que se dan en el país, pero también impide que las discusiones que se dan al interior de la comunidad sean parte de este debate. Quizá la solución para este Gobierno, que escucha poco y habla solo, esté en conseguir un equipo de intérpretes que le permitan entender lo que pasa en las calles. Así podría hablar con el país, incluidas las personas sordas.