Por estos días los colegios celebran los grados de sus estudiantes. Una ceremonia cargada de significados en la que toda la comunidad educativa se congrega para acompañar el cierre de una de las etapas más importante en la vida de una persona. Para muchos estudiantes, llegar a ese punto representa la superación de adversidades que van más allá de lo académico: precariedad económica, violencias en sus entornos o abandono de su territorio.
Sin embargo, entre los 530.000 estudiantes que este año se gradúan, hay un grupo significativo que no podrán hacerlo por su estatus migratorio. Se trata de jóvenes que en su mayoría provienen de Venezuela y que ingresaron al sistema educativo sin tener un documento de identidad válido para el Estado Colombiano. La cifra no es fácil de establecer, pues de los cerca de 7.770 estudiantes venezolanos que actualmente se encuentran en onceavo grado, muchos se matricularon con Número Establecido por la Secretaría de Educación (NES), un registro que se le asigna a un estudiante mientras regulariza su documentación.
El NES le permite a un estudiante ingresar a cualquiera de los años de educación preescolar, básica y media, pero no le permite graduarse. Es decir, no recibe un diploma como el resto de sus compañeros. Lo máximo que puede obtener es un certificado de haber terminado su escolaridad. Incluso, hay casos en los que estos estudiantes y sus familiares no son invitados a la ceremonia de graduación.
Esta situación desincentiva a los estudiantes para que permanezcan en las aulas y podría ser una de las causas de la deserción de la población migrante. Basta con ver que en primero de primaria este año están matriculados 74.500 estudiantes venezolanos, en sexto grado 37.300 y en once solo 7.770. Aunque esta no es la única razón que permite comprender esta dramática disminución en la matrícula, sí agudiza otras variables, pues, para muchos estudiantes, graduarse puede convertirse en un episodio discriminatorio.
Si bien son innegables los esfuerzos realizados en los últimos cinco años por el Estado colombiano y por el sistema educativo al permitir, sin restricción, el ingreso de cerca de 500 mil estudiantes venezolanos (matrícula vigente en 2021), también se debe garantizar el cierre de su trayectoria educativa. De nada sirve hacer una gran inversión económica en la escolaridad de esta población si se añaden obstáculos al escarpado camino que tienen estos jóvenes.
Con la expedición del Permiso de Protección Temporal y la regularización de su situación migratoria, los estudiantes podrían graduarse en igualdad de condiciones con sus compañeros. Esta semana, Migración Colombia informó que esta población sería priorizada en la implementación del Estatuto de Protección Temporal. Decisión acertada: no vaya a ser que, cuando se les quiera buscar, ya no estén en las aulas porque no encontraron motivos para graduarse sin diploma.
Puntilla. Ha circulado un documento de La Banda del Indio, barra del Cúcuta Deportivo, en el que dicen que no se harán responsables de los “actos violentos” si se presta el estadio a otros equipos. No se sabe si es un comunicado o un panfleto, pues al tono amenazante se suma la vehemencia ortográfica con la que está escrito.