Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Últimamente todas las conversaciones coinciden en comparar los precios de los productos. Ocurre en una reunión familiar, en una transacción comercial o en mensajes que aparecen en redes sociales. La conclusión suele ser la misma “es por los contenedores”.
Comerciantes y consumidores explican, con ligeras variaciones, la aglomeración de barcos con miles de contenedores atascados en los puertos de China o Estados Unidos; lo hacen con la misma naturalidad con la que describen los trancones a la entrada a Bogotá los días festivos.
Todo parece estar atravesado por la escasez o el aumento de los precios. Desde una mujer que quiere remodelar el baño de su casa hasta el padre que sale a comprar una cartulina para la tarea de su hijo. El primer caso fue el de una amiga que recorrió bodegas preguntando por enchapes. La respuesta era la misma “No hay. Llegan en abril. Ya sabe, es por los contenedores”. Con su baño en obra tuvo que dejar de mirar los catálogos, comenzó a preguntar por lo que había y compró lo que pudo.
El segundo caso es de un hombre que escribió en redes sociales “fui a comprar una cartulina para mi hijo. Blanca, $3.000. De Colores, $6.000. Un mes antes valían $1.000 y $3.000″. Es común que cuando alguien publica este tipo de mensajes, otras personas respondan enumerando otros aumentos padecidos: el transporte, la carne o el pan.
Esta realidad parece contenerse en la célebre obra de Antonio Caro, en la que escribió, con la técnica de los carteles publicitarios y letras mayúsculas: TODO ESTÁ MUY CARO. La obra, fechada en 1978, actualmente se reproduce en paredes y circula por redes sociales: no es un homenaje póstumo al artista, es el reflejo de un sentimiento contenido en una frase.
En la radio hablan de las medidas implementadas por el Gobierno para frenar el aumento de precios. Sin embargo, en las panaderías de barrio es común ver letreros en los que explican el aumento en bizcochos y roscones. Recientemente, alguien publicó uno de estos avisos en su cuenta de Twitter: “Debido al incremento de las materias primas necesarias para hacer los productos de panadería nos vemos en la obligación de subirle al precio a todos nuestros productos”. La frase estaba firmada por ASOPAN.
María Moliner define este fenómeno como Carestía: 1. Carencia o escasez, particularmente de aprovisionamiento. 2. Circunstancia de estar cara una cosa. Algunos expertos afirman que, cuando pase la crisis de los contenedores, los precios comenzarán a estabilizarse y pasará la carestía. Pero la economía no funciona como la física y, en este caso, no todo lo que sube, tiene que bajar.
Puntilla. Hay campañas de congresistas que sirven como ejemplo de economía circular: tranzan coimas durante cuatro años para gastarlas en su reelección.
@arturocharria
