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Nadie sabe a ciencia cierta en dónde están Iván Márquez, el Paisa y Romaña. Como suele ocurrir en estos casos, todo se vuelve rumor: “los vieron en el Doncello... Dicen que iban para la Uribe... Hace poco estuvieron reunidos con otros compañeros en Miravalle”. El rumor, como los vientos ligeros, genera incertidumbre y oculta más de lo que dice.
El tema no es menor. La zona en la que se podrían estar moviendo estos tres excomandantes de las Farc se podría convertir en el verdadero corazón para articular a las disidencias o, lo que sería más preocupante, crear “la verdadera” disidencia de esta organización. A diferencia de otros mandos medios de las Farc que abandonaron el proceso de paz, estos aún tienen autoridad en la tropa. Márquez era el segundo al mando de la guerrilla y representa un capital político que no tienen otros líderes de la disidencia; el Paisa representa el ala más militar de la desaparecida guerrilla, pues comandaba la temida columna móvil “Teófilo Forero”; y Romaña, por su lado, conoce a la perfección las economías ilegales que permitieron el fortalecimiento y expansión de las Farc.
Desde la captura de Jesús Santrich, Iván Márquez se internó en Caquetá, específicamente en la zona veredal de Miravalle, que pertenece al municipio de San Vicente del Caguán. Lleva casi cuatro meses resguardado en esta zona de alto valor estratégico. No solo es un territorio en el que históricamente ha hecho presencia esta guerrilla, sino que, a diferencia de otras regiones como Nariño, Cauca, Putumayo y Catatumbo donde operan otras disidencias, en esta región solo han estado las Farc. En Caquetá no hay presencia de bandas criminales, del Eln o de los Pelusos. Adicionalmente, los tres excomandantes de las Farc conocen la región: sus caminos invisibles, las arterias de los ríos y los sonidos de la selva. Saben, además, que desde esta zona ubicada al norte de Caquetá pueden desplazarse con facilidad al Huila, Meta, Tolima y Guaviare.
Cuando el Gobierno le quería mostrar a la comunidad internacional que la implementación estaba avanzando, los llevaban a la zona veredal de Miravalle. Allí se podía ver una organización sólida, con proyectos productivos fortalecidos, con vida comunitaria y una nutrida presencia de excombatientes de las Farc. A diferencia de otras zonas veredales, que cada vez se parecen más a pueblos fantasmas, en Miravalle la implementación y el proceso de reincorporación estaba dando resultados. Esto se debía a la presencia del Paisa, cuyo mando no desapareció con la desmovilización; éste no se internó en los barrios de clase media bogotana, como sí lo hicieron la mayoría de mandos de las Farc.
Caquetá es uno de los epicentros en la implementación de la paz. El departamento está pensado como parte del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) y en 9 de sus 16 municipios ya hay acuerdos firmados con 7.777 familias para la sustitución voluntaria de cultivos, en el marco del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos (PNIS). El Gobierno ha venido girando a estas familias importantes recursos: como parte de los acuerdos de sustitución, para garantizar cultivos de pancoger, capacitaciones y proyectos productivos. Así, al 30 de junio de este año, en Caquetá, el Gobierno ha pagado $31.106.000.000 millones como parte de la implementación del PNIS; y aún quedan por pagar, en lo que queda del año: $74.499.592.426. La suma de este dinero, más de 100.000 millones de pesos en Caquetá, es tres veces el presupuesto de inversión de toda la Defensoría del Pueblo en 2018. El desconocimiento del paradero de estos tres excomandantes pone en riesgo no sólo estos programas, sino que podría implicar la pérdida de estos recursos invertidos.
El silencio por la desaparición de Iván Márquez, el Paisa y Romaña cada vez genera más ruido. Nadie dice nada. Pero tampoco se habla del costo que tendría para el posconflicto si los rumores se convierten en certezas. Este es el primer gran reto que tiene el Gobierno de Duque en términos de implementación. Ojalá que las primeras noticias que nos lleguen de “Márquez & Cía.” no terminen con la sentencia que durante años llenó de incertidumbre a los colombianos “Desde las montañas de Colombia”, porque si fracasa la implementación en Caquetá, fracasa la paz en el país.
