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Un año más oscuro que la noche

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Arturo Charria
13 de mayo de 2022 - 05:00 a. m.
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La madrugada del 19 de mayo de 1997, un escuadrón armado entró a un edificio ubicado en Chapinero, Bogotá. Los asesinos llegaron vestidos con overoles negros, amarraron al portero del edificio y subieron con pesadas botas los siete pisos hasta donde se encontraban Mario Calderón, Elsa Alvarado y su hijo Iván, quien tenía poco más de un año. Esa noche también estaban en el apartamento de los investigadores del CINEP, los padres de Elsa: Carlos y Elvira. Mario, Elsa y Carlos fueron asesinados, Elvira quedó herida. Iván sobrevivió, pues lo último que hizo su madre en vida fue esconderlo en un armario.

La masacre anunciaba la llegada de las Auc a Bogotá, así como el inicio de operaciones conjuntas entre el Ejército Nacional, organismos de seguridad del Estado, y grupos paramilitares.

Esa misma alianza, que sumaba miles de vidas y territorios arrasados entre Chocó, Antioquia y Córdoba, llegó a Mapiripán, Meta. El 12 de julio de 1997, 120 hombres pertenecientes a las Auc salieron desde Urabá en dos aviones militares y aterrizaron en San José de Guaviare. Tres días después, los paramilitares llegaron por río hasta Mapiripán. Durante varios días torturaron y asesinaron a decenas de habitantes. En la sentencia de 2005 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos se recorre un horror sin nombre: “Todas las noches yo miraba pasar gente secuestrada, con las manos amarradas atrás y amordazadas en la boca, para ser cruelmente asesinadas, en el matadero municipal de Mapiripán, escuchábamos todas las noches gritos de personas que estaban siendo torturadas y asesinadas pidiendo auxilio”. Relató uno de los sobrevivientes.

En 1997 las Farc consolidaron una de las estrategias más abominables que dio la guerra: tomas, asesinatos y secuestros a miembros de la fuerza pública. La primera de ellas ocurriría un año antes, el 30 de agosto de 1996, en Las Delicias, Putumayo: 28 militares murieron ese día, 16 más quedaron heridos y 60 fueron llevados selva adentro retenidos, como los llamó la guerrilla. Por casi 300 días los tuvieron secuestrados. Unos meses después, el 21 de diciembre de 1997, las FARC se toman el cerro de Patascoy, ese día murieron más de 30 militares y 35 más fueron secuestrados. En los meses siguientes la misma escena se repetiría en Caquetá Guaviare y Vaupés.

Para muchos, ese año comenzó la guerra, como quedó escrito en un titular de El Tiempo de finales de 1997. Por esos mismos días, María Mercedes Carranza publicó El canto de las moscas, en sus versos intentó recoger la devastación que arrasó a municipios enteros. Sobre Mapiripán escribió:

Quieto el viento,

el tiempo.

Mapiripán es ya

una fecha.

A los pocos días de los asesinatos de los investigadores del CINEP, Mauricio Archila, amigo de Mario y Elsa, le escribió una carta a su pequeño hijo tratando de explicarle tanto dolor vivido en el país: “Solo gente como tú puede salvar este mundo, ya que nosotros, nuestra generación no pudo. La esperanza se oculta en días como hoy, que son más oscuros que cualquier noche”.

Han pasado 25 años desde aquel 1997. Y, tras un fin de semana en el que medio país fue confinado por un paro armado decretado en once departamentos, no puedo dejar de pensar si alguna generación podrá salir de este laberinto llamado Colombia, en donde siempre parece ser de noche.

Puntilla. ¿Qué será de la vida del gobernador de Norte de Santander?

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Miguel(97962)14 de mayo de 2022 - 03:52 p. m.
Hechos como estos a que se refiere Charria con tanta emoción, mantienen viva mi fe en que un día,. que por fin parece cercano, el pueblo reinvindicará sus derechos y nos pondrá por el camino de la libertad, el orden y la igualdad. No me interesa si los culpables pagaran, bastará que no se repitan..
Juan(11245)14 de mayo de 2022 - 02:58 a. m.
Llorando después de leer este texto. Estuve 36 horas tratando de llegar a Cali desde Ibagué, por el Alto de Letras, debido al colapso de la Línea. En la angustia existencial de la hora 30 pensaba que era una metáfora de Colombia (todo es una metáfora de todo): estamos estancados como país, hasta la vía alterna es un colapso total y el fallo es estructural. Sin poder avanzar sólo pensaba en irme.
Orlando(lx6ve)13 de mayo de 2022 - 10:55 p. m.
En Un país como Colombia, donde la clase dirigente: políticos, industriales, comerciantes, ganaderos, terratenientes, militares, policías, funcionarios del gobierno cohabitan y se reparten el poder y saquean a manos llenas los recursos públicos; con la complicidad de la sociedad profundamente deshumanizada y hasta con mentalidad homicida, no puede haber futuro esperanzador.
  • Fabio(78069)14 de mayo de 2022 - 06:45 a. m.
    Así es
eudoro(79178)13 de mayo de 2022 - 09:29 p. m.
Magnífica crónica. Felicitaciones.
PEDRO(90741)13 de mayo de 2022 - 05:16 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 86 días para que termine este gobierno sinvergüenza. Su voto consiente es de vital importancia para que el presidente elegido, gobierne en favor de todos los colombianos y la presidencia deje de ser un nido de ladrones, mafiosos, corruptos y politiqueros.
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