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De la primera película colombiana de largo metraje solo se conservan 25 segundos de fotogramas. Y su estreno cumplió un siglo el año pasado. Así de frágil es la historia del séptimo arte. No importó que esta cinta dirigida por Máximo Calvo recreara la novela María de Jorge Isaacs, que tantas lágrimas hizo derramar a las abuelas.
En esos 25 suspiros sobrevivientes se ven escenas de cabalgatas, tal vez en recorridos de Efraín, y algunas acciones de interiores. Hay una en que los enamorados y Emma, la hermana tuberculosa de él, están sentados sobre una roca y de repente un ave asusta a María.
Para bálsamo de los románticos de este país romántico, esta protoimagen en la que Efraín encorbatado lee un libro, entre las trenzas de María y el pañuelo de Emma, acaba de ser arrancada del olvido en Cali. Sobre la fachada de una casa antigua, entre el empedrado del barrio Colina de San Antonio, unos apasionados del cine la convirtieron en arte mural.
Y ahí está, desde comienzos de este 2024, presidiendo una serie de pinturas temáticas sobre la historia del cine colombiano. Es que Cali tiene de dónde. Además del palmarés de María, fue sede de la primera cinta parlante, de la primera a color, de las dos primeras compañías cinematográficas, del primer cineclub en el fervor del caserón de Ciudad Solar, del vértigo de Caliwood, del folleto Ojo al cine, de íconos como Andrés Caicedo, Luis Ospina y Pakiko Ordóñez.
Luego de dirigir durante 35 años la Cinemateca del Museo La Tertulia, hace un año murió Eugenio Jaramillo. Ahora el dibujo de su cabeza con pelo íntegro, bigote, chivera y gafas mira al horizonte y cuida las escenas concatenadas de los hitos de la cinematografía en Cali y el Valle. Es una retrospectiva didáctica pues cada cuadro tendrá ficha técnica con observaciones que dejó escritas el propio Jaramillo.
Al lado de María está una escena de la campesina que llega en tren a Cali en La gran obsesión, de Guillermo Ribón, 1954, la que inauguró el color y fue pionera en el empoderamiento femenino. Sigue La mansión de Araucaima, 1986, imagen donde aparecen su director —Carlos Mayolo— en papel de guardia, un actor haitiano que hace de esclavo y la actriz tulueña Vicky Hernández.
En proceso de producción aguardan El vuelco del cangrejo, 2009, de Óscar Ruiz Navia; La tierra y la sombra, 2015, de César Acevedo, y El paraíso, con figura de la actuación de la caleña Margarita Rosa de Francisco. En una columna de la fachada se planea estampar una Vía Láctea, simulando el telón de una sala de proyección.
Al frente de esta innovación del muralismo colombiano está Andrés Velázquez, su coproductor y propietario de la amplia casa de un piso, techo voladizo de teja, materas floridas externas y ventanas con rejas color castaño. A su lado trabaja entre andamios Paúl Barrios, maestro en Artes Plásticas de la Universidad de Caldas, quien desde comienzos de 2024 plasma en la fachada los testimonios visuales de que en asuntos de cine colombiano todo surgió en Cali.
