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Harari, creador de dioses irresponsables

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Arturo Guerrero
01 de agosto de 2025 - 05:00 a. m.
“El escritor judío Yuval Noah Harari es un creador de dioses”: Arturo Guerrero.
“El escritor judío Yuval Noah Harari es un creador de dioses”: Arturo Guerrero.
Foto: cortesía
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El escritor judío Yuval Noah Harari es un creador de dioses. Antiguamente los dioses creaban a los hombres, hoy es al revés. Bueno, decir “hoy” no es exacto. Pero ya casi los biólogos y otros científicos habrán llegado a generar seres inmortales y dotados de fantásticas facultades.

En su libro De animales a dioses. Breve historia de la humanidad, cuyo original en hebreo apareció en 2011 y fue traducido al español en 2013 por Penguin Debate, da un salto desde los 13.500 millones de años cuando todo comenzó, incluidas la física y la química, hasta hoy en que el Hombre “está a punto de convertirse en un dios, a punto de adquirir no solo la eterna juventud, sino las capacidades divinas de la creación y la destrucción”.

Pero antes de conjeturar tamaña hazaña, Harari realiza la desmitificación de las religiones. Por supuesto esto era necesario, pues las religiones han sido durante milenios las que han enseñado la existencia y poderío de los dioses. En el Homo sapiens, nuestro antepasado, el lenguaje evolucionó como elemento decisivo de la cooperación social, “nuestra clave para la supervivencia y la reproducción”. No hay que creer que ese lenguaje se utilizaba para transmitir información sobre asuntos de la vida real. Más bien, versaba acerca de “cosas que no existen en absoluto (...) entidades que nunca han visto, ni tocado ni olido, leyendas, mitos, dioses y religiones”. Así apareció la ficción.

En efecto, “un gran número de extraños pueden cooperar con éxito si creen en mitos comunes (...) que solo existen en la imaginación colectiva de la gente”. La conclusión es taxativa: “No hay dioses en el universo, no hay naciones, no hay dinero, ni derechos humanos, ni leyes, ni justicia fuera de la imaginación común de los seres humanos”.

Ahora bien, “los mitos son más fuertes de lo que nadie podía haber imaginado”. Así se derrumban muchas de las características que se creían intrínsecas de todo hombre. Según la biología, “las personas no fueron creadas, sino que han evolucionado (...). Solo existe un proceso evolutivo ciego, desprovisto de cualquier propósito (...). La libertad es una invención que solo existe en la imaginación”.

Entonces, ¿por qué existen tantos órdenes imaginados? Pues porque “creer en ellos nos permite cooperar”. Claro que hay el peligro de que la gente deje de creer en ellos. Para evitarlo existen ejércitos, prisiones y verdaderos creyentes. “Un único sacerdote suele hacer el trabajo de cien soldados y de manera mucho más barata y eficiente”. Ante todo, este trabajo comienza “no admitiendo nunca que el orden es imaginado”.

En el epílogo de sus casi 500 páginas, Harari atempera los poderes del hombre del próximo futuro: “Somos más poderosos de lo que nunca fuimos, pero tenemos muy poca idea de qué hacer con todo ese poder. Peor todavía, los humanos parecen ser más irresponsables que nunca. Dioses hechos a sí mismos (...). Causamos estragos a nuestros animales y al ecosistema (...) ¿Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsables que no saben lo que quieren?”.

arturoguerreror@gmail.com

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William Alvarez(41808)01 de agosto de 2025 - 03:05 p. m.
¿Hay algo más peligroso que humanos insatisfechos? Obvio que no. Pero tiene explicación y por tanto comprensión: el bipedismo y descenso a la sabana hizo del parto nuestra mayor vulnerabilidad, que a su vez nos transformó en la especie más cooperadora; solo que a partir del Neolitíco, en la más xenofobica y a posicionarnos individualmente a toda costa en el grupo. Eso creó e incrementó el Fenotipo hiperextendido: miles de artificios a consumir y ostentar. He ahí la actual crisis global.
Atenas (06773)01 de agosto de 2025 - 01:17 p. m.
Tener el gusto de leer a Y. N. Harari, historiador y escritor judío en cuyas obras no hay asomos de filosofar, pero sí de ser capaz de referirnos la historia de la especie, desgranándola en sus aprensiones y de desmitificarla mediante la ciencia, a la par de explorar un futuro más halagūeño pa la humanidad, tiene también una particularidad: viene en prosa q' deleita. Atenas.
  • Distrito Federal(23024)03 de agosto de 2025 - 01:53 p. m.
    Este diminuto ser ya es un lector, jajaja little A.
micelium(68260)01 de agosto de 2025 - 12:58 p. m.
Una proposición que reconsiderar en esta teoría: "Solo existe un proceso evolutivo ciego, desprovisto de cualquier propósito" tal vez no es cierto. La evolución tiene como propósito asegurar la adaptación de las especies a su medio para asegurar su supervivencia. Es cierto que las mutaciones para conseguir la adaptación no son calculadas y con frecuencia conducen a fracasos. Pero a largo plazo, la suma de las mutaciones es exitosa y la prueba es la misma supervivencia de las especies.
ERWIN JIMENES(18151)01 de agosto de 2025 - 12:11 p. m.
Obligatoria lectura ..que bueno ..."si no existieran los perros,ya me habria suicidado"..alguien lo dijo.
Franz Rolando Flórez Fuya(62252)01 de agosto de 2025 - 11:59 a. m.
"Todo el que dice nosotros, miente", decía Emil Ciorán. Y eso aplica para las historias "de la humanidad" como las de Harari, donde el "nosotros" genérico es el de ese "somos más poderosos de lo que nunca fuimos", lo que equipara el ejército de Israel con los civiles palestinos. La historia lineal de Harari contrasta con la anarquista de David Graeber y David Wengrow que muestra lo poco que realmente se conoce más allá de los lentes del progreso de occidente creados para verse a sí mismo.
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