El poeta neoyorkino Peter Viereck (1916-2006) fue un conservador antiautoritario, en plena Segunda Guerra Mundial. Fustigó por igual al nazismo y al comunismo, a causa del asesinato de opositores que estas dos corrientes políticas practicaban. Profesó una peculiar visión sobre la medicina, que plasmó en un poema sobre el amor y la locura.
El 14 de abril de 1994 estos versos de Viereck llegaron a Colombia, a Medellín. Los extrajo de un maletín negro, de pasta dura, grande y pesado como de agente viajero, el poeta Jaime Jaramillo Escobar X-504. Los había multicopiado a máquina, en tarjetas iguales que repartió entre los asistentes a su taller de poesía en la Biblioteca Pública Piloto.
Equis, quien murió hace un año larguito a los 90, los leyó sin levantar la mirada del papel: “El ´Hospital del estado de Mass` / lleno de locos y dolientes. ¿Es por falta de un beso / que el estado de Massachusetts necesita ese edificio?” Sin entrar en explicaciones, Jaramillo Escobar agregó: “yo mismo he conocido varios casos reales”.
Y relató el modo sorprendente como halló el amor Gonzalo Arango, fundador del nadaísmo. Angelita, hippy y andariega inglesa, había realizado un recorrido a pie de Argentina a Colombia sin cinco centavos. Concluyó en San Andrés donde vivió un tiempo con Pepa, el brujo de las islas. Resultado: se enloqueció.
En Providencia la encontró Gonzalo Arango quien se enamoró de ella. “Así, loca -especificó Jaime Jaramillo-. Y pensó que con amor la podía curar. Se la llevó a Bogotá y allá la encerró en un cuarto: no la podía soltar porque se le perdía o algo le pasaba en la ciudad. Después consideró que así iba a ser muy difícil curarla y se la llevó para Mitú. Allí la tuvo varios meses, la cuidó mucho y al cabo la curó completamente. Pero no le dio ninguna droga, ni siquiera una aspirina, solamente amor. La curó con amor”.
La historia la rescata uno de los asistentes al célebre taller de poesía, Juan Carlos Acebedo, periodista cultural paisa y profesor de la Universidad Surcolombiana de Neiva. Uno de sus libros recientemente lanzado en Medellín, “El Hamaquero y la tertulia del poeta”, incluye un diario del taller de Equis. De manera puntillosa Acebedo espigó entre las mil anécdotas narradas en aquella cátedra que se prolongó por treinta años.
El amor sanador de Gonzalo Arango podría inscribirse en el largo inventario de procedimientos de la llamada medicina alternativa o natural o tradicional: acupuntura, masajes, hipnosis, yoga, hierbas y remedios de la abuela, placebos, infusiones y tomas indias de plantas. Todos estos remedios se caracterizan por ser opciones diferentes a los compuestos químicos de venta en las farmacias.
Faltaba uno, el amor como medicamento, sin pastillas ni inyecciones. El iniciador del nadaísmo pasó a la historia como padre de esa corriente poética, anarquista e iconoclasta. El libro del escritor Acebedo revela una segunda paternidad del autor de la célebre “Elegía a Desquite”: ´por falta de un beso´, fue descubridor de la medicina del puro amor.