Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

Los que saben cómo es la cosa

Arturo Guerrero

06 de mayo de 2021 - 10:00 p. m.

Del país vuelto una vorágine, una comprobación se saca en limpio: la conciencia creciente de que las cosas no seguirán como están. Jóvenes, campesinos, indígenas, artistas, habitantes de los barrios pobres, maestros, desempleados, mujeres sin yugo, estudiantes, protectores de la naturaleza, defensores de la diversidad, es decir, las genuinas fuerzas vivas, ya saben cómo es la cosa.

PUBLICIDAD

Hay que escuchar los discursos anónimos que muchos cuelgan en las redes. Son, ante todo, efusión de enojo. Hacen memorial de agravios. Conocen desde el estómago los pormenores de su vida lacrada. Quieren una vida como se merecen y no como los opulentos de siempre les han dado a sufrir.

Los diversos promotores de quemas, saqueos, persecuciones en motos, destrucción de CAI y estaciones de Transmilenio, sobrevuelos de helicópteros que arrojan Chispitas Mariposa, instructores uniformados de escurridizos sin uniforme, toda una turba anómala, entienden que son minoría y que sus fechorías serán divulgadas como aplastante mayoría. Meten miedo, su eficaz aliado.

Pero los cálculos son otros. Néstor Rosanía, el documentado director del Centro de Estudios de Seguridad y Paz, divulgó en Caracol Radio sus proporciones. El 95 % de quienes engruesan las manifestaciones van en paz y rechazan la violencia. El restante 5 % lo componen dos clases de grupos. De un lado, tribus urbanas antifascistas que profesan una violencia dura. De otro, bandas de atracadores, delincuencia común muy bien dateada y organizada.

El caudal del 95 % cuenta con preponderancia de jóvenes. Son los que aportan danza, mimos, percusión, líricas en las que plantean su concepción. No son la misma nación de sus abuelos ni de sus padres. No han sido humillados en sus aspiraciones de futuro. Se forran unos con otros en solidaridad transmitida al instante por celulares de baja y media gama.

Se la juegan por un giro de vida al alcance de la mano. Son capaces de enumerar de memoria los billones robados por los corruptos. Escudriñan el nepotismo de los cuñados y amigotes del poder. Señalan la universidad con sigla igual a la del país del norte, en donde se conocieron y fraguaron picardías los elegidos a los más altos puestos del Estado.

Read more!

Aunque no se las enseñaron en el colegio, se interesan en la historia de los últimos dos siglos cuando lo repartible quedó repartido. Antes de nacer ellos, todo tenía dueño y dueño vitalicio. Cada cuatro años la democracia se ha hecho más “demacracia”, es decir, un poder del pueblo demacrado.

Esta es la conciencia que está atravesando los días y las noches y que tratan de sabotear las estructuras criminales minoritarias. Se ignora de dónde salen estas, todos malician quién da las órdenes. Los vecinos se preguntan quién está disparando, a qué horas se meterán al conjunto, cuál será el próximo adolescente baleado.

Ahora bien, una sociedad cuyas mayorías ya saben cómo es la cosa no se resigna con los huesos de una reforma tributaria muerta. Comprende que la trama es larga, ancha, alta y profunda.

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.