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Páginas reacias para un cazador de orquídeas

Arturo Guerrero
09 de julio de 2021 - 05:00 a. m.

Entre 1887 y 1899 vino varias veces a Colombia el naturalista y explorador inglés Albert Millican, en expediciones para conseguir orquídeas. Desde el siglo XVIII, en especial en la época victoriana, estas flores tropicales eran muy apetecidas en el imperio británico. Había publicaciones mensuales para subastar orquídeas, llevadas desde Madagascar y ¡cómo no! desde nuestro país.

La postura de la época no tenía nada que ver con la creciente conciencia ambiental actual. Matar un jaguar a balazos y guindarlo de las patas en un palo para la foto, Millican delante de la cabeza desgonzada, detrás un ayudante, era faena encomiable. Para no cansarse cogiendo una orquídea en lo alto de un árbol, preferían talarlo. La devastación de la selva era agradecida por el gobierno, pues se creía una limpieza para que entrara el progreso.

El ensimismado Millican detestaba viajar, se embarcaba en Liverpool y atravesaba el océano entre tempestades, mareos y vómitos, de los cuales solo las mujeres hablaban. Los hombres callaban, practicaban el self control victoriano. ¿Cómo conocemos estas intimidades, más de un siglo después?

Las registró el artista múltiple cucuteño Juan Carvajal Franklin, quien escarbó en el diario fragmentado y surreal que escribió Millican como recuerdo personal de sus travesías. El resultado de estas dos exploraciones, la del atildado inglés y la del perspicaz creador colombiano, hace parte hoy de la Exposición Imagen Regional 9, del Centro Cultural del Banco de la República en Cúcuta.

Quienes visiten la muestra se toparán con una obra total, una totalidad cultural, como gusta denominar sus trabajos Carvajal. En ella conjuga, de una parte sus grados de universidades barcelonesas en filología hispánica, artes plásticas, literatura comparada, estudios culturales, y de otra sus prácticas constantes como autor literario, editor, fotógrafo y traductor.

Partió del diario real del cazador de orquídeas, para generar otro diario ficticio que pareciera auténtico. Son 34 amplias páginas en papel de algodón que recogen no solo las extravagancias de caimanes y jaguares, alacranes y fantasmas fotografiables, sino la verdad interior, el mundo íntimo, lo privado con interés público, y el orgullo del súbdito británico, pomposo representante del talante victoriano.

Por eso la exhibición se llama “Bruma, sueño y vigilia de un cazador de orquídeas”. En una conferencia virtual el pasado 1° de julio, Carvajal explicó su rito: “intenté ser un médium, un espiritista, pensar como Millican. Hice un diario fragmentario, completamente ambiguo, que no concluye nada. Lo intercalé con tachaduras, borrones, huellas de vaso, errores que son recursos de verosimilitud. Hay partes en que procuré ironizar. Es un libro con páginas reacias”.

Haría bien el Banco de la República presentando “Bruma” en sus otras sedes regionales. Así el país vería que la capital de Norte de Santander no se reduce a las barbaridades armadas del contiguo Catatumbo ni al cortejo fluvial desde Venezuela.

arturoguerreror@gmail.com

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Juan(33702)09 de julio de 2021 - 09:57 p. m.
También M. Deas publicó aspectos de la vida de Millican. Para coger orquídeas tumbó más de 4000 árboles, acciones bastante concluyentes. Murió asesinado en La Virginia, Risaralda, donde está enterrado.
Alfredo(08117)09 de julio de 2021 - 06:56 p. m.
Ojalá podamos en Bogotá disfrutar la obra del cazador de orquídeas. Y ojalá el autor de este columna aborde más temas ambientales y menos pleitesía a Ingrid
Atenas(06773)09 de julio de 2021 - 11:49 a. m.
Enhorabuena, entonces.
  • Rafael(71903)09 de julio de 2021 - 11:57 p. m.
    También hay que hablar que el viajero Milllican con sus peones en el territorio del Opón, tuvo enfrentamientos con los indios Yareguíes donde fueron asesinados algunos y fue capturado uno de ellos dibujado, capítulo 11, pp. 100-107 en el libro traducido y publicado por la Casa del Libro Total Bucaramanga. Qué tal ese cazador de Orquídeas?
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