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Tambores y destino inédito

Arturo Guerrero
23 de julio de 2021 - 05:00 a. m.

Colapsaron los antiguos métodos para conseguir el manejo de las sociedades. Se derrumbaron unos sobre otros los augustos organismos desde donde se gobernaba o se hacía oposición. Aquellas que se llamaban “instituciones” ya no instituyen a nadie. Quedan las cáscaras y debajo de ellas los últimos lucrados de puestos, licitaciones, influencias.

Es un desastre el legado de este entramado. En su lugar prospera el escepticismo. A lo largo de dos siglos las elecciones fueron fraude o comercio de tamales o mecanismo que los de siempre sabían manipular a su favor. Los engranajes de la democracia crujen por herrumbre, abuso o trampa rampante.

Las marchas recientes aporrearon aquellos engranajes. Los visionarios en este caso son los menores, de entre 20 y 40 años. Más que visionarios se llamarían lamentadores o dolientes. Sus visiones no son claridades sino rabias, punzadas. Se sienten víctimas de una historia, rechazados de una vida que merecen por el hecho de ser simplemente seres humanos.

Proclaman su reproche con tambores, voluminosos armatostes que se cuelgan de la cintura y se golpean con palos de puntas ovaladas en corcho. No solo se tocan sino se danzan. En efecto, los ejecutantes saltan, alzan los brazos, arengan a la muchedumbre, a los árboles, a las nubes.

El tam tam retumba cuadras a la redonda, anuncia una efervescencia, alguna alteración de los siglos pasados. Los tambores son la exacta metáfora de la furia juvenil. Los marchantes saben exactamente lo que no quieren, pero ignoran el pormenor de lo que anhelan y cómo conquistarlo.

De sus padres y abuelos conocen las canas, el dolor de cintura, la cara de desilusión. Agradecen el vigor de músculos y espíritu que a pesar del hambre lograron legarles. Pero desde su escasez de experiencia se les esconde que no es posible cambiar la historia solo con entusiasmo.

Los muchachos cumplen con su misión generacional: sacudir cimientos, clamar a los órdenes angélicos. Les falta agregar una idea realizable de sociedad distinta y un procedimiento para llegar a ella.

Por eso se aprovechan de ellos los dirigentes de los extremos en que está partida la nación. Brincan los dinosaurios de las derechas y se frotan las manos porque los manifestantes son fáciles de infiltrar para quebrar los vidrios y meter miedo a las mayorías. De esta forma, primero reprimirán sacando ojos, y luego se presentarán como salvadores del orden y la productividad de los negocios.

También brincan los ávidos militantes de las izquierdas que capitalizan a su favor el descontento general, utilizándolo para desprestigiar a los encumbrados en el poder. Igualmente ofrecen su cartilla de salvadores. Vienen con un modelo de gobierno y unos modales personales en los que se adivinan unas ganas enormes de perpetuarse en ese poder, porque según ellos las cosas que se deben cambiar no son asunto de cuatro años.

Así las cosas, el rótulo de “resistencia” es bueno para enardecer la queja, pero se queda corto para consolidar un destino inédito.

arturoguerreror@gmail.com

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hernando(26249)23 de julio de 2021 - 02:48 p. m.
Si Arturo. Pero no toda izquierda quiere forzar su eternidad en el poder: hay lideres claramente comprometidos con la democracia. Merecen el apoyo juvenil
Periscopio(2346)23 de julio de 2021 - 02:13 p. m.
Los militantes de las izquierdas no necesitan desprestigiar a los encumbrados en el poder, porque ya éstos lo están haciendo con éxito rotundo. Un "autosuicidio", como diría Maduro. Ya Martuchis lo comprobó ante las cámaras cayéndose hasta estando sentada.
Periscopio(2346)23 de julio de 2021 - 01:54 p. m.
En su discurso de posesión Duque prometió que su gobierno sería conformado por gente joven, pero jamás se imaginó que la gente joven de Colombia sería su más radical oposición.
Periscopio(2346)23 de julio de 2021 - 01:47 p. m.
Los exguerrilleros exitosos hoy hacen malabares en el gobierno; los empresarios fracasados los hacen en los semáforos. !Joder!
Fernando(70558)24 de julio de 2021 - 12:58 a. m.
Esas marchas han sido una forma de la juventud responder a lo que no le gusta del sistema, y es cierto, no traen una propuesta clara; pero alguien tiene que hacerla y esa es la dinámica del movimiento social. Por qué le produce escozor esa realidad?. Seguramente el resultado de la efectividad de la protesta lo veremos en el 2022.
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