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Democracia

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Augusto Trujillo Muñoz
25 de julio de 2025 - 05:00 a. m.
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El lunes anterior se reunieron en Santiago de Chile los presidentes de cuatro países de América del sur y el presidente del gobierno español. Su propósito fue convocar a otros de sus colegas para comprometerlos con la defensa de la democracia. Paralelamente a la cita de los cinco presidentes —Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y España— se cumplió el “Festival democracia”, al cual asistieron figuras como el premio nobel Joseph Stiglitz, la economista norteamericana Susan Neiman, el filósofo español Daniel Innerarity, entre otros. Al parecer, todos coincidieron en la urgencia de resguardar la democracia de los autoritarismos, pero también del liberalismo a ultranza.

Otro gran experto, el economista gringo-israelí Mordecai Kurz, profesor emérito de la Universidad de Stanford, escribió el 15 de junio en Project Syndicate que el capitalismo está generando serias amenazas para la democracia. Desde la década de los ochenta, dice Kurz, la economía se gestiona en medio de procesos en los cuales el avance tecnológico produce crecientes beneficios a las empresas más poderosas, a expensas de los consumidores, mientras las convierte en poderosos monopolios. Como en sus tiempos más clásicos, el capitalismo navega con viento a favor, sin ninguna responsabilidad democrática y sin interés alguno en el bienestar general.

Además, estamos asistiendo al taponamiento de los vasos comunicantes entre liberalismo y democracia: los vínculos de aquel con esta se deshacen, los que tiene con su historia plutocrática se fortalecen, y la democracia destiñe su vocación liberal para mantener sus compromisos con la equidad. En cualquier caso, los ejes democráticos siguen girando en torno a los equilibrios intrasociales. Sin embargo, gestionar el desarrollo económico con justicia social, mantener la competitividad sin lesionar los principios solidarios, nivelar el estado social de derecho con la economía social de mercado, son cosas que le siguen preocupando a la democracia, pero cada día le interesan menos al liberalismo.

Hay un crecimiento desmedido de la riqueza, que se corresponde con un crecimiento desmedido de la desigualdad. La idea anglosajona —impuesta por Reagan y Thatcher— de que “el Estado no es la solución sino el problema” solo sirvió para reproducir las crisis. Sus efectos son los abajos a la inclusión y los vivas al laissez-faire que hacen corro a una frase de adhesión a la autocracia de Pinochet, pronunciada por el economista Friedrich Hayek, Premio Nobel y líder de la Escuela Austríaca: “Mi preferencia personal se inclina a una dictadura liberal y no a un gobierno democrático donde todo liberalismo esté ausente”.

Como se dijo en la cumbre de Santiago, probablemente ningún gobernante es mejor ni peor que sus enemigos políticos más conspicuos. Solo son diferentes y, en este caso, quieren convocar a la sociedad civil para garantizar la recuperación del derecho legítimo al diálogo civilizado, cuya ruptura es la tragedia de estos tiempos de fundamentalismos. El gran desafío de los demócratas de hoy es intentar la construcción de la democracia como una cultura.

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William Alvarez(41808)25 de julio de 2025 - 07:28 p. m.
DEMOCRACIA es simplemente aquel sistema de gobierno que en 200a aún no llega a Colombia, uno de los paises más ricos y bellos. De ahí que lo mejor, aunque Petro está intentando matricularla por primera vez en democracia, es que sigamos como antes. Máxime que contamos no solo con el régimen más mortifero y poderosamente conservador, sino que es la única manera de seguir siendo el espacio más propicio para que las universidades de todo el mundo enseñen COMO ES QUE NO DEBE SER UNA NACIÓN.
bernardo cifuentes garcia(19305)25 de julio de 2025 - 05:29 p. m.
"ningún gobernante es mejor no peor que sus más conspicuos enemigos". Ésta frase es válida pero no para el megalomano y narciso Petro que se cree la última coca cola del desierto. Les garantizo que un personaje como Petro jamás hará lo más mínimo por mitigar la pobreza en ningún lugar del mundo
Manuel Gilberto Rosas diaz(85839)25 de julio de 2025 - 03:16 p. m.
Y qué es una democracia con cultura?Porque uno se da cuenta cada dia que el liberalismo se expande pero se orienta mas a la concentración de ingresos y de poder que a la solución de la problematica del conjunto humano, que sería buscar la forma de que todos tengan oportunidades, capacitación, y puedan contribuir y lograr beneficios de sus actividades sin que haya concentración de riqueza y de poder.Estos dos últimos acaban con cualquier democracia y son de hecho una disruptión de la misma.
ERWIN JIMENES(18151)25 de julio de 2025 - 12:17 p. m.
Todo en exceso hace daño..capitalismo savaje .."riqueza con sentido social"..l dijo el CEO de tecno glass Cristian Dacarett ..de otra manera,nacen los problemas .
leunamuno(9808)25 de julio de 2025 - 11:26 a. m.
Muy tarde se está dando cuenta el editorialismo de su tranquilidad pasmosa frente al curso del capitalismo en relación con la democracia. es extremadamente raro ver este pronunciamiento tan legítimo, porque la visión clara es la de que el capitalismo uso la democracia como alfombra roja para entronar el fascismo en medio de la más aterradora tranquilidad social, hasta el punto de que, lo que se llamó democracia no pasó de ser sino esa diabólica alfombra roja.
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