Este es el punto de inflexión en la historia de América. Puede remontarse por siglos hasta su prehistoria, o proyectarse hacia un futuro que ya supera los 500 años. Como es natural, pone de presente un devenir de aciertos y de equivocaciones: la América inglesa destruyó culturas milenarias y no construyó nada: se limitó a trasladar de geografía la cultura de un imperio belicista. La otra –indiana e ibérica– sembró un mestizaje del cual brotaron pueblos nuevos y nuevas culturas. No han logrado encontrarse consigo mismas, pero su historia se parte en dos el 12 de octubre: de Colón hacia atrás o hacia adelante.
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América Ibérica recibió las valiosas influencias del ‘siglo de oro’ español que, fácilmente, duró 200 años; la vocación civil que Felipe II imprimió a las instituciones imperiales; las inmensas luces intelectuales del humanismo renacentista que los pensadores de la Escuela de Salamanca proyectaron sobre el mundo moderno. También, el legado maya de sus ciudades-estado y el inca de su gran imperio; la historia de los caribes y de los araucanos que aún se respira sobre la tierra y bajo el sol de América del sur; las autarquías andinas de la Nueva Granada, cuya arisca geografía protegió a sus comunidades, sitiándolas.
España trajo consigo los aciertos de su Edad Media, mientras Inglaterra llegó con las equivocaciones de la Modernidad. Aquella había construido comunidades con sentido social y tolerancia cultural. Cristianos, musulmanes, y judíos coexistieron en paz durante siglos, hasta cuando la Reforma, la Inquisición y las guerras religiosas oscurecieron la historia. Inglaterra se hizo sobre el individualismo moderno y el absolutismo regio. En el equipaje cultural de los españoles venían las ideas forales, la experiencia del municipio castellano y la ética católica de la solidaridad. En el de los ingleses vino una cultura excluyente, con la idea de que el Estado es el rey y la ética calvinista del éxito.
Todo esto deja sin fundamento las voces que hablan de que el 12 de octubre no hay nada que celebrar. Así fuera con altibajos, significó un encuentro de dos culturas, por lo menos en América Ibérica, pues los gringos se dicen americanos, pero son Inglaterra trasladada a otro contexto. Hace pocos días, Trump se refirió a Colón como un italiano que descubrió el nuevo mundo. ¡Por Dios! Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Fernando Magallanes, que son el descubridor, el que dio nombre al continente y el primero en dar la vuelta al mundo, vivían en España, se sentían sus hijos y por eso se naturalizaron españoles. Además, estaban al servicio de la corona de los Reyes Católicos.
El descubrimiento es un puente histórico entre el antes y el después de Colón, lo cual imprime carácter y permite afirmar que España es a América, lo que son Roma y Grecia a la actual Europa, o mejor, a lo que es hoy Occidente. Afirmar lo contrario es pura ceguera histórica. El 12 de octubre es la fecha emblemática de América.