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Volver al tren (II)

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Augusto Trujillo Muñoz
13 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.
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Cuando Colombia se convirtió en una de las potencias cafeteras del mundo, hizo del ferrocarril el vehículo más apto para la exportación del grano. Por la misma vía las empresas de textiles importaron su maquinaria mientras les fue posible. El tren se constituyó en un auténtico instrumento de desarrollo económico. El especialista Gustavo Pérez Ángel, autor de obras emblemáticas sobre estos temas, como Nos dejó el tren e Historia de los cables aéreos en Colombia expresó que el colapso ferroviario produjo un retraso de medio siglo frente al avance de países similares.

Mientras el país ensayaba, con resultados aceptables, la sustitución de importaciones para fomentar el desarrollo industrial interno, los norteamericanos exportaron el Fordismo como divisa emblemática de su política de gestión industrial. En esa semilla vino una política que privilegió el transporte carretero sobre el ferroviario. A poco andar, la cúpula del sector del transporte por carretera quedó en manos de un pequeño grupo de inversionistas que siempre se distinguió más por su voracidad económica que por su responsabilidad social.

La red ferroviaria nacional fue construida por la nación, los departamentos, empresarios privados y/o asociaciones entre unos y otros. Parte de la “indemnización” del gobierno de Estados Unidos por su raponazo sobre Panamá, fue destinada a la construcción de vías férreas. Se abrió un amplio panorama para el desarrollo económico y social, que muy pocos vieron. Es más, la desaparición de los ferrocarriles fue oficializad en 1992, cuando ya se oscurecía el horizonte con la nube del cambio climático. Pero Colombia, en lugar de revivir el tren, a costos todavía admisibles, decidió aceptar un paquete de ‘reformas standard’ para resolver las crisis de los países en desarrollo, las cuales aplicó sin beneficio de inventario.

En su libro Por qué fracasan los países, Daron Acemoglu y James Robinson responsabilizan a la acertada o errónea política económica de cada país. Tienen razón y no la tienen. Las Instituciones son clave en el desempeño de la economía, pero la división del trabajo y las políticas impuestas por el mundo anglosajón privilegian la productividad y las ganancias. Lo dice también un libro clásico de Weber: La ética protestante y el espíritu del capitalismo. La siguiente caricatura resulta ilustrativa: el primer mundo compra al tercero su algodón barato, le incorporaba valor, y luego se lo vende otra vez, convertido en camisas caras.

Otros especialistas al servicio de organismos como la Cepal, ofrecieron respuestas distintas: el desempeño económico y social de América Latina se resintió por cuenta del Consenso de Washington. Estas economías perdieron la opción de insertarse en una senda de desarrollo integral de largo plazo. Recuerdo haber hablado con el cofrade Palacio Rudas sobre cómo la ciencia económica, que es fundamentalmente doxa, la volvieron dogma. Por eso una idea feliz, como sugerir la conexión ferroviaria entre Buenaventura y Barranquilla, es vista por muchos como una idea de locos. Tampoco lo es, y menos después de la pandemia, la idea de un Estado menos espectador y más protagonista. El país no estaría pagando con costosos paros de transporte, el medio siglo de atraso que le costó el abandono de los rieles.

Conoce más

 

Hector(31467)15 de septiembre de 2024 - 01:27 a. m.
Trabajé como Locomotive Engineer (Maquinista) de trenes de carga y pasajeros en Canadá, con Canadian National Railway (Ferrocarril Nacional Canadiense), y Bombardier Transportation. Un tren de 150 vagones reemplaza novecientos camiones y ahorra un espacio de muchas millas en comparación. Como dice un lema muy famoso allá en la industria ferroviaria:"The climate is right for trains". Afortunadamente este gobierno le está metiendo mano al asunto.
jorge(3766)13 de septiembre de 2024 - 11:39 p. m.
Seguimos pensando en micro. Los chinos en 40 años transformaron su país y hoy, todo el mundp.
Hernando(58851)13 de septiembre de 2024 - 08:35 p. m.
Se entiende y ojalá me equivoque, que los propietarios de flotas de camiones, son quienes impiden que el gobierno reviva las vías férreas, que entre otros efectos positivos, nos libraría del "castigo" de las tres o más horas que se están perdiendo, para arribar a la capital, por ejemplo desde Mosquera. Y si se invitan a participar en una compañía mixta... Jesús Nazareno, danos una manita: ilumina al gobierno y, claro, a los señores camioneros. Ay Dios. Upa Colombia.
FRANCISCO(61977)13 de septiembre de 2024 - 04:48 p. m.
Al pobre todo se le va en deseos. este Gobierno del cambio pasará a la historia como el Gobierno de las ideas, y de las pocas realizaciones. Ver para creer. Cuénteme para qué ha servido el Ministerio de la Igualdad, si no es para mantener a raya a la Vicepresidenta.
Heliodoro(58669)13 de septiembre de 2024 - 03:03 p. m.
Aún quedan idiotas que piensan que los particulares son mejores para administrar que el Estado. El egoísmo es la máxima del criterio individual
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