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CADA ACTO TIENE SUS CONSEcuencias. Si alguien estornuda en Japón, lo más probable es que tenga que tomar dolex yo también. Lo que acaba de suceder en Ecuador no es gratuito.
Como me escribió un gran amigo y gran periodista, quien desde hace unos días se vio obligado a suspender su columna de opinión, precisamente por cuestionar el actual régimen y poner sus puntos de vista sobre las íes. Me decía que la Nueva Constitución fue aprobada por el 65 por ciento que no la leyó y votada en contra por el veinticinco que sí la leyeron.
He sido testigo de excepción sobre el devenir político de ese país que tanto amo. Desde el golpe de estado —más caricatura de golpe que golpe— contra Rodríguez Lara (alias Bombita), quien no tuvo mejor idea que montarse en un tanque de guerra desde su natal Pujilí hasta Carondelet, a paso de tortuga mientras los turistas desde el Panecillo fotografiaban la revuelta, hasta la actualidad. Pasando por el triunfo de Abdalá Bucaram, el AliBabá que condecoró en Palacio a la Bobbit por cortarle el pene al marido; su derrota, la pauperización dantesca, los sucesivos cambios presidenciales y todo ese “ folclor” triste cuya única víctima es el pueblo que no cesa de ser manipulado.
Este correazo limpio, fuetazo o como quiera llamársele, del cual el vecino país se arrepentirá hasta la médula, tuvo su origen precisamente en las elecciones que ganó Ali Babá Bucaram contra Jaime Nebot, el chino, como le llaman cariñosamente. Si Nebot hubiera triunfado a mediados de los noventa, y no el populismo demagógico y embustero de Abdalá, que acabó hasta con el nido de la perra y tuvo que salir pitado a Panamá, otro gallo cantaría ahora en Ecuador.
Nebot ha sido uno de los alcaldes estrella de Guayaquil. Reelegido en varias oportunidades, logró convertir el puerto más caótico, miserable y corrupto en un modelo de ciudad, pujante, a la bandera de los puertos del Pacífico. Nebot logró que fuera Guayaquil la ciudad que impuso el NO a la nueva Constitución. Hubiera sido un presidente sensacional, dándole a Ecuador el rumbo que necesitaba y les hubiera ahorrado a sus compatriotas todos estos años de desbarajustes, corruptelas, sucesivos cambios de mandatarios, a cual más peor, que han culminado en otorgarle poderes máximos a este extraño personaje, inteligente, resentido, emocional y arbitrario llamado Rafael Correa. Curioso que fuera su ciudad natal, precisamente, la que no bajó la cabeza ante las presiones de una Constitución moldeada a su gusto y para su beneficio.
Me pueden decir que no me meta en lo que no me importa. Pero es que sí me importa y me duele lo que sucede en Ecuador. Lo he vivido, amado y observado. Ojalá los ecuatorianos, bravíos y luchadores, no caigan en esta trampa disfrazada de socialismo. Ojalá su pueblo caiga en la cuenta y abra los ojos antes de que el enano se crezca demasiado. Ojalá mi amigo periodista pueda algún día volver a escribir.
