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Adiós bisiesto

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Aura Lucía Mera
29 de diciembre de 2008 - 11:11 p. m.
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ME GUSTAN LOS BISIESTOS, PORque cada cuatro años se destapa todo lo fermentado, acontecen cosas inesperadas, los fenómenos naturales se desbocan, las energías cósmicas se estrellan entre sí y el universo nos recuerda que El es el verdadero rey, y que no somos más que unos cuantos miles de millones de pigmeos depredadores, crueles, egoístas y efímeros. Nos desinflan el ego y nos ponen en nuestro sitio. Lástima que tengamos que esperar cuatro años más para que todo se estremezca de nuevo.

Este Bisiesto se las trajo todas. Por lo menos en Colombia se destaparon muchas ollas podridas y se desenmascararon muchos disfrazados colados en el poder. El Ejército le dio jaque mate a la guerrilla en sus propias narices. Algunos secuestrados, gracias a Dios, recobraron su libertad. El Congreso peló el cobre del todo. La politiquería alcanzó ribetes nunca antes sospechados. Las pirámides se desvanecieron y los amantes del dinero fácil se quedaron en el suelo. Las inundaciones nos comprobaron que aquí no existe ninguna Prevención de Desastres. Los derrumbes y colapsos de las carreteras principales pusieron en evidencia las improvisaciones y mentiras del ministro de esa cartera. Las víctimas desplazadas por los paras y la guerrilla lograron alertar a los Derechos Humanos para que comprobaran que nadie les pone bolas y que todo es una gran farsa. Los falsos positivos pusieron en evidencia el atropello inmisericorde a la población civil. Las fosas comunes destapadas abren la página de este holocausto cometido en las narices de todos los indiferentes o los que comemos callado. La impunidad siguió rampante. Los cohechos son unipersonales. La pantomima del referendo esparció un hedor nada agradable en todo el territorio. Podría seguir y seguir, pero no existe espacio para enumerarlo todo...

Adiós bisiesto querido... Ojalá tu paso huracanado por nuestro territorio haya dejado alguna lección. Nos haya abierto los ojos y quitado muchos vendajes. Nos haya aterrizado en la objetividad y sacudido el servilismo y la aceptación de todo. Nos haya estremecido los tuétanos para tener más solidaridad y compasión con nuestros miles de hermanos casi anónimos, sin techo, sin trabajo, muchos sin siquiera una tumba propia porque sus restos están todavía enterrados en potreros o disueltos en las aguas de los ríos. Nos haya inculcado un poco de honestidad y verticalidad en nuestros principios.

Iniciemos este no-bisiesto con la mirada en alto y las metas claras. Con las manos unidas y el propósito firme de lograr la paz, la justicia social, la sensatez y la autenticidad. No más forúnculos. No más frutas podridas. No más cohechos ni votaciones amañadas. Saquemos la escoba nueva. Esa barre bien. No deseo un Feliz Año. Deseo un Año decente y normal.

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