Difícil escribir cuando las fechas indican que se acaba un ciclo y comienza otro. Se hacen promesas. Se queman muñecos. Se queman más niños con pólvora. Se llora y se abrazan todos a determinada hora. Personalmente, creo que son veinticuatro horas más, pero me someto a los rituales.
Si me pregunto qué deseo para el año que se inicia, las respuestas me parecen obvias. Que el expresidente Uribe se quede sin Twitter y deje de seguir entorpeciendo el proceso de paz. Que deje de polarizar al país y de una vez por todas dé la cara por todas las “cosas” que sucedieron en sus ocho años de régimen. Que dé la cara. Como todo un varón.
Que, así salga Petro de la Alcaldía, ya que nadie le pone el cascabel al inquisidor, no se acabe con Canal Capital, el único canal serio que tenemos. Y hablando de “canales” , que no nos llenen más de narconovelas, de exaltaciones a los capos, de homenajes al vallenato infartado, de concursos mediocres, de noticieros amañados, de pautas publicitarias que ocupan las tres cuartas partes de la información, de noticias escandalosas, de farándula de quinta categoría. Y que, obviamente, la Plaza de Santamaría la devuelvan como lo que es, plaza de toros.
Que el pueblo colombiano, que somos todos los votantes, reflexionemos bien antes de poner el dedo o venderlo por una presa de pollo o un arroz mazacotudo. Nos estamos jugando la PAZ. La reparación de las víctimas. La memoria histórica. Podemos tener representantes honestos y pensantes. No la jauría que actualmente se sienta en el Congreso. Claro que no se puede esperar mucho, con Serpa, Gerlein y otras maravillas encabezando listas. Patéticos, por decir lo menos.
Que fiscal, procurador, contralora y otros de su misma especie dejen de sacarse los cueros al sol de manera tan vergonzosa y ordinaria. Colombia no se merece esa falta de respeto. Que las cortes den ejemplo de probidad y la justicia no se deje comprar ni manosear.
Que logremos entre todos construir un país más equitativo. Más solidario. Menos intolerante. Que unamos nuestras manos. Que nos reconozcamos como hermanos y que aceptemos que todos somos responsables de lo que nos sucede. Que perdonemos, para que también nos puedan perdonar. Estamos iniciando un nuevo país.
Que esta noche, al abrazarnos y desearnos Feliz Año, también nos demos, de corazón, el abrazo de la PAZ.