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Aplanchados, iglesias y recuerdos

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Aura Lucía Mera
06 de enero de 2014 - 10:00 p. m.
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Popayán es como la caja de pandora. Una ciudad. Me refiero a la colonial, blanca, trazada a cordel, imponente, quieta. Casi parecería perdida en el túnel del tiempo, donde un silencio denso se apodera de sus calles y plazas.

Una ciudad llena de vida de puertas para adentro. Tras cada portón de madera maciza existe una sorpresa. Dentro de cada iglesia o santuario, un mundo misterioso, lleno de tallas coloniales de la escuela de Caspicara o Legarda, de retablos revestidos de pan de oro, de altares laterales elaborados en piedra, que recogen la historia religiosa de esta urbe, la más importante de Colombia durante la Colonia.

Su restauración después del terremoto de 1983 me tocó vivirla in situ, pues me desempeñaba como directora de Colcultura. Ese caminar por los escombros de la cúpula de la catedral desmoronada, el hotel Lindberg hecho polvo, la Casa Valencia totalmente cuarteada. Ese recuerdo de Álvaro Pío Valencia, en el patio de la casona, recibiendo eco. Los ojos encharcados de lágrimas y una rosa amarilla... En fin...

Actualmente Popayán es una ciudad-museo. Da gusto caminar por el parque Caldas, con su plaza totalmente reservada a peatones. Contemplar esos árboles centenarios, visitar la Casa-museo Mosquera, con esos enormes patios llenos de historia, admirar óleos, tallas religiosas, los uniformes de la época en que Popayán era la madre de todos los ilustrados de Colombia.

Impresionante la Universidad del Cauca. No sólo porque fue la cuna del saber en nuestro país y tiene toda la historia en sus claustros, sino por la limpieza, el cuidado de sus jardines, la pulcritud de los salones, la imponencia severa y sobria de su paraninfo. La única universidad pública cuidada, respetadas sus paredes, en contraste con otras universidades públicas que son monumentos al mugre, el caos y el desgreño de sus instalaciones.

La ermita de Belén con su Ecce Homo. Santo Domingo, San Agustín, la catedral, el museo Negret y después del recorrido cultural llegar a comerse los famosos aplanchados, únicos e inimitables; saborear las empanaditas y los tamales de pipián, sin dejar de lado el famoso salpicón de Baudilia.

Popayán es una de nuestras ciudades con mayor potencial turístico. Una pena el Estado lastimoso de sus calles. Una vergüenza, mejor dicho.

El Festival Gastronómico y la Semana Santa atraen gente. Pero todo el potencial está por desarrollarse. El departamento de Cauca es uno de los mas bellos de Colombia... Y, por ahora, uno de los más abandonados. Es hora de rescatarlo, con su capital.

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